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sábado, 17 de febrero de 2024

Mañanas fugaces

 No hay nada más prometedor que la mañana de un día soleado, sobre todo si es un sábado, mejor que el domingo, porque el domingo es un otoño y el sábado siempre una primavera. Te levantas con ganas de vivir y te arrepientes de haber pensado en la muerte la noche anterior. Deseas correr como un loco y no perderte nada, porque imaginas que hay mucho que ver. Subes, bajas, vas y vienes. Que si hay que poner orden en la casa, que si la compra, que si el niño, que si un arreglo... Cuando quieres acordar es ya la una y eres consciente de que no has hecho nada, nada de lo que considerabas tan importante. Te paras a la cañita y adviertes que se hace tarde para comer. Así lo haces y te atrapa la siesta. Pasó esa estrella fugaz que imaginaste eterna. La felicidad es una caja de fósforos, conviene encenderlos uno a uno.


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