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jueves, 27 de agosto de 2020

El pintor Oscar Domínguez



Al paso de la oca desfilaba con marcialidad la Wehrmacht por los Campos Elíseos, ahogando con el estruendo de sus botas el silencio de los franceses. París había sido ocupado. Las banderas rojas con la cruz gamada ondeaban al viento sobre el arco de la Victoria que conmemoraba las batallas en las que participó el ejército napoleónico y soportaba con estoicismo la humillación germana.

Subido a uno de los árboles del paseo imperial, un individuo gesticulaba y gritaba frases ininteligibles. Rápidamente, un grupo numeroso de gendarmes y algunos miembros de las SS lo rodearon. A punta de pistola le obligaron a bajar. Acto seguido lo esposaron y se lo llevaron preso.

Era un tipo alto, de enorme cabeza y que apestaba a alcohol.


- ¿Cuál es su nombre?

- Oscar Domínguez.

- ¿Es usted español?

- Así es.

- ¿Qué hacia usted subido al árbol?

- Una proclama.

- ¿Contra el Fürher?

- Señor, yo soy un artista - respondió el detenido.

 

Un coronel alemán entró en el despacho y todos los presentes excepto Domínguez se cuadraron en un estruendo.

 

- ¿Es usted el pintor?

- El mismo.

- Quiero que haga un retrato de mi esposa.

 

Oscar Domínguez perdió el aplomo demostrado hasta el momento y desvió los ojos al suelo.

 

- Señor, ... yo soy un surrealista.

- ¿Arte degenerado?

 

Oscar asintió con la cabeza en silencio.

 

- Eso es precisamente lo que quiero - dijo el alemán y le dio una tarjeta con sus señas.

La mujer estuvo pocos días en París, el suficiente para que Domínguez le hiciese el retrato.

Su talento fue reconocido con la cantidad de diez mil francos de entonces, nadie volvió a importunarle en lo que quedaba de guerra.

 

J.F.P.R. Tales.

jueves, 13 de agosto de 2020

Ruano y Lorca

 Dice González Ruano en sus Memorias anatemas que provocan su condena.

"(...) A mí, Federico García Lorca no me acabó de ser nunca simpático como le fue a todo el mundo. Era como un chico de pueblo ordinario que se hubiera puesto un lazo de seda en el pelo y sentado frente a un piano a hacer gracias. Federico era feo, agitanado y con cara ancha de palurdo. Vestía cursimente y presumía de ser gracioso, espiritual y mariquita del sur.
(...) Tres o cuatro veces intentamos, tan sin ningún entusiasmo, una relativa amistad que aquello quedó en nada. Nunca nos llamamos de tú, y un día que coincidimos con unos amigos comunes, se habló de ir a casa de no sé quién para oír unas canciones al piano y que yo dije que no podía acompañarles, recuerdo que él, quizás creyéndolo una desconsideración, me dijo destempladamente y sin que viniera a cuento:
- Usted tendrá citada una de esas Mata-Haris que meriendan bocadillos de jamón...
- ¡Hombre, Federico...! ¡Es que usted sólo conoce marineros que meriendan nardos!
(...) A mí me reventaban desde sus zapatos horribles hasta sus insoportables corbatas.
(...) Una vez lo vi en la calle de Alcalá con otro joven - de nuestra edad más o menos - que tenía cierta cara de loco y que obedecía bastante a mi propio físico, por lo que pregunté al que iba conmigo si sabía quién era. Me dijeron que Salvador Dalí..."
Decir como dato curioso que Ruano y Dalí podrían pasar por hermanos gemelos.





martes, 11 de agosto de 2020

La odisea de los cerdos

Muchas y algunos recordarán que Circe convirtió en cerdos a los compañeros de Ulises, pero quizás no tantos al porquero Eumeno.
Cuando el héroe de Troya regresó a Ítaca, su patria, lo primero que hizo fue visitar sus 12 establos, donde se criaban numerosos cerdos (370). Y son estos animales los que, pese al abuso de los pretendientes, que cortejan a su mujer y consumen sus bienes, siguen haciendo de Ulises un hombre rico.
Eumeno lo acoge, ignorando que es su amo, y le pone en antecedentes de lo que sucede en su palacio.
Es en la cabaña del porquero donde padre e hijo, Telémaco, se reúnen por primera vez. Y también es allí donde la diosa Atenea descubre a Ulises y lo presenta a Telémaco. En tan humilde estancia urdirán el plan de su venganza.
Y es Eumeno, el porquero, el que ayuda al padre y al hijo a dar muerte a los pretendientes, cuando Ulises vence en la prueba del arco.
Leemos el combate y descubrimos que si unos son dueños de cerdos otros son pastores de cabras o boyeros.
Es el cerdo el animal sagrado en la tradición de occidente.


domingo, 2 de agosto de 2020