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viernes, 7 de agosto de 2015

El fantasma del lobo albino



Empezó a barruntar aquella misma noche que tal vez no había sido buena idea alquilar por un par de meses la vieja mansión del pueblo. Pero el precio y las condiciones le habían disuadido de cualquier cuento de viejas como los que por aquellos contornos circulaban. Y es que decían que el viejo marqués, famoso por su puntería, había muerto a dentelladas en su propia cama sin dejar señal alguna que indicase cual había sido la alimaña causante de tal carnicería salvo el tamaño de los dientes.
También contaban que en el bosque cercano vivía un lobo blanco y que muchas veces el marques había intentado darle caza sin éxito. Lo cierto es que el día anterior a su muerte, avisó a sus criados para que preparasen una gran comilona pues quería celebrar el cobro de una importante pieza.
Permaneció inmóvil observando atentamente el extraño haz de luna que iluminaba la escalera y lamentó no tener a mano en ese momento su carnet de socio de la protectora de animales o una pistola con balas de plata.



lunes, 3 de agosto de 2015

Don Miguel de Unamuno



¡Viva la muerte!
Le gritó a don Miguel, catedrático de Griego y rector en la Universidad de Salamanca, un mutilado de guerra que había hecho la ídem con Franco en Marruecos. Y él le respondió que eso era como decir ¡Muera la vida! Y añadió, dirigiéndose al pregonero, que por ser invalido igual deseaba una España llena de mutilados, para no sentirse distinto.
Entonces el general Millán, cabreado, cojo, manco y tuerto, gritó y repitió de nuevo: ¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte!
Y a empujones salió el bilbaíno del brazo de Carmen Polo De, que no faltaron entre los más exaltados ganas de darle matarile. 
Allí dijo aquello de "venceréis pero no convenceréis", una frase que pasó a la historia y que aún fuera de su contexto no deja de ser arma arrojadiza.