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jueves, 25 de abril de 2024

Sánchez, torero alucinógeno

Leo la carta de San Chez y no puedo evitar compararla con aquella anécdota que de su propia infancia contaba Dalí, el genio del Surrealismo, y que decía así:
"A los seis años defecaba en los sitios más inverosímiles de la casa: en el cajón de la biblioteca o en lo alto de un armario. Corría después a la sala en la cual se hallaba reunida la familia y mejor si había visitas. Gritaba. ¡Ya lo he hecho! Y huía a esconderme. Familiares y criadas atribuladas se lanzaban a la busca no cesando hasta encontrar mi TESORO. Toda mi vida he continuado haciendo espiritualmente lo mismo. Pinto mis relojes blandos, el torero alucinógeno. Ya lo he hecho. ¡Me oculto! ¡Ahí va eso! Y que los otros se ocupen".


martes, 23 de abril de 2024

El libro que ignoraba su día

Era uno de tantos libros que no sabía que existe un día que conmemora su ser. Asunto que, por otra parte, no le quitaba el sueño del que gozaba desde que salió de imprenta y le dieron cobijo en una librería. Este al que nos referimos era uno grueso, de tapa dura, con cubierta y solapas plastificadas, que llevaba varios años atrapado en un estante, junto con otros congéneres, volúmenes diversos, reservados y silenciosos, aunque repletos de palabras escritas; con los que, podemos decir, no se relacionaba mucho. La mayoría de las veces, por cuestiones de espacio, se apretaba entre los compañeros. En alguna ocasión reposó sobre las cabezas de aquellos, pero no tardó en recuperar su lugar en cuanto que surgió la oportunidad, al desaparecer otro, de forma provisional o para siempre. A veces esa situación generaba cierta holgura, pero pronto aparecía un gemelo o un semejante reclamando hueco. Una mano enérgica y voluntariosa se encargaba de reorganizar la balda donde convivían, y lo llevaba de aquí para allá.

Otras veces era un dedo el que recorría su lomo y lo despertaba. A veces una mano extraña lo arrancaba del nicho, lo zarandeaba, lo abría, lo aireaba un poco y volvía a depositarlo en su lugar habitual, o en otro próximo. En una de esas sufrió una caída que le dejó de recuerdo una abolladura en uno de sus picos y parte de sus páginas. Desde entonces quedó señalado y no migró a otro lugar menos concurrido, como el resto de sus semejantes, sino que permaneció por muchos años en el mismo estante.

Con el tiempo quedó arrinconado y sepultado por otros, más modernos, hasta perder por completo el contacto con la luz. Allí agazapado una araña le hizo un traje, que le permitió sobrevivir al asalto de los pececillos plateados durante varias generaciones. Fue necesario esperar a una remodelación del mobiliario del local para dar cuenta de su presencia, lo que le permitió terminar en una caja de cartón en compañía de más mutilados y viajar a otra librería menos elegante. En esta última resistió durante años el embate de las inclemencias del tiempo y el ritmo lento pero incansable de las agujas del reloj, incluso la visita de un ratón en busca de un apartamento. Un aciago día alguien reparó en su portada, manoseó sus páginas, arrugó la nariz e hizo un adverso comentario. Nuestro héroe terminó en un contenedor de papel. Lo reciclaron y convirtieron en un rollo. Ahora espera, junto a otros compañeros, la oportunidad de que algún ojo recorra su superficie.


domingo, 21 de abril de 2024

La casa de Bernarda Alba era un Tenorio

Temo que La casa de Bernarda Alba no sea sino otra del Tenorio, pero de donde sale bien librado don Juan. En esta versión, la de Fede, el personaje, Pepe, se mete en el convento, se revuelca con la novicia, la desflora y huye. No lo atrapa el Diablo, ni el Convidado de Piedra. La joven se suicida. No hay castigo para el seductor y se redobla la disciplina de la orden.

FIN.

viernes, 19 de abril de 2024

Otra de Ruano y Lorca

Es curioso que en la historia oficial de García Lorca no se mencione a César González Ruano que, por otra parte, se despachó a gusto del poeta en sus memorias, (cuyas palabras reproduje aquí en una entrada hace años, por una desavenencia que tuvieron). Y lo digo porque me ha llamado mucho la atención descubrir que Ruano estaba al cargo del seguimiento y publicidad en España, a través de la revista Crónica, de los éxitos de Federico en EEUU. Y sus opiniones siempre eran positivas al respecto: "¡Mago Federico García Lorca!". Supongo que ese "olvido" en las biografías al uso del poeta granadino tendrá una motivación evidente. Ruano fue siempre un personaje controvertido, trepa y vividor, un trilero; pero sobre todo un simpatizante de los gobiernos totalitarios de Italia y Alemania, países donde estuvo trabajando como corresponsal. También monárquico y falangista, (con ambos casaba). Bien es cierto que durante los años en los que permaneció en París, durante la II G.M., los nazis lo encarcelaron por negocios turbios, que no eran otros sino el engaño a judíos que pretendían huir de la persecución, con promesas de hacerlo a España. Pero después, al final del conflicto, regresó a casa y desarrolló una carrera extraordinaria en el terreno de la crónica periodística, convirtiéndose en maestro de Cela y Umbral, (y también de aupar a Coll, el de Tip, por citar algunos). Sorprende además el enorme parecido físico que existía entre Ruano y Dalí.

Está claro que en la biografía de Fede sobran incómodos "camaradas".
Y otro dato interesante es que Ruano entrevistó a la primera mujer futbolista y periodista, Ana María Martínez Sagi. Famosa también porque se inventó el estreno de Doña Rosita la Soltera en Barcelona, (revista La Rambla), pues en lugar de asistir al evento como le correspondía prefirió irse a esquiar y envió la crónica a imprenta, que se publicó, sin saber que aquel había sido cancelado. Después Federico le echó un capote diciendo a sus jefes que todo había sido una estrategia comercial. El mundo es un pañuelo.


lunes, 15 de abril de 2024

Lorca: otra mirada

Un librazo sobre Lorca ha caído en mis manos, que no es otro que el del controvertido profesor José A. Fortes, (Lorca: otra mirada. Fraude y Leyenda).

Es una obra muy interesante por la documentación que aporta y pone a disposición del curioso. Estamos muy habituados a que, tal vez influidos por el periodismo, se preste poca atención a las fuentes administrativas, de oficio, pero mucha a los testimonios orales de difícil comprobación y confrontación. Existe cierta relajación en la tarea del historiador. En lugar de comprobar el origen de un concepto y su contenido, se prefiere, en la mayoría de los casos y por comodidad, o interés, fiarse del trabajo de otros, (que en teoría han andado el mismo camino y gozan de cierto ascendiente en el mundo académico o de la cultura). Hay que retornar a los archivos, que es una tarea ardua pero necesaria, si se pretende conocer la verdad y no reincidir en la leyenda. Y eso es lo que ha hecho el profesor Fortes. En lugar de sumarse a la dinámica de lo que no conviene remover prefiere rastrear en el origen del asunto y recurre a algo tan sencillo como la revisión de la documentación de oficio, expedientes administrativos y consecuentes resoluciones en asuntos de censura, pero también de notas publicadas en prensa y revistas del régimen. De este modo viene a demostrar que la obra literaria de F. G. Lorca circuló libremente durante la Dictadura y pudo adquirirse en librerías o representarse, en el caso de la dramática, en los teatros, pero desde fecha muy temprana, apenas terminada la contienda. Y del mismo modo demuestra que el aparato del régimen quiso hacer suyo al autor, por considerar su obra expresión clara de la España tradicional, (porque realmente la de Lorca puede tener dos lecturas, simplemente dependiendo de la puesta en escena), por lo que no estimó necesaria la prohibición o persecución de su trabajo o divulgación de este; y que siempre existió entendimiento entre los jerarcas del régimen y la familia del artista en las direcciones descritas. E incide en la manipulación y comercio de la vida del personaje y su creación, según las circunstancias políticas, que las convierten en un gran negocio.

El libro no es de lectura fácil, especialmente al principio, porque emplea el sarcasmo y abusa de la terminología marxista, pero después, cuando se detiene y aporta el dato, se convierte en algo verdaderamente interesante y difícil de obviar.


domingo, 14 de abril de 2024

Alhambra es una marca

Hay gente que presume de que los echaron de Facebook, poca cosa. Yo podría ahora mismo estar alardeando de haber sido expulsado de la Alhambra, ayer, sin ir más lejos. Pero no pudo ser. Bien es cierto que propósito no tenía, intención no había, que no lo buscaba, pero los astros se conjuraron en mi contra.  Por suerte supe torear y salir por piernas del lance, todo quedó en aviso de la autoridad competente. De lo cuál me arrepiento porque he perdió ocasión de ganarme otra medalla que acreciente mi negra leyenda, esta vez sin el edding 500 en la mano.

Tiempo ha, cada cual, hijo de su padre o de su madre, podía entrar en la Alhambra como Pedro por su casa, y sentarse en las bancadas a comer pipas o fumar unos canutos. Entonces se veía a los leones del patio más sonrientes. Era un espacio donde no existía el tiempo sino el estar. El sol se detenía en su viaje y uno se perdía en los atauriques que conducen a la nada o al dios más ininteligible. Ahora la Alhambra es un pasillo, por el que circulan seres humanos como las vacas que conducen al matadero. Todo son prisas, está prohibido detenerse. ¡Vamos, vamos! Para organizar tan asoladora tarea se reparten sujetos de ambos sexos, armados de acreditación, que vigilan atentos al revoltoso, que es aquel que se distrae en demasía, retrocede o alza la voz y comenta, o emite juicio alguno, ilustra, o discrepa, con compañero o amigos. Basta con que uno de aquellos del pinganillo sospeche, o se figure que eres guía, para señalarte con el dedo acusador y recordarte que hay normas que respetar, que no son otras que callar y seguir adelante, como borrego o niño, (video de Pink Floyd), que se precipita en la máquina que lo convierte en carne picada. Fueron momentos tensos, instantes en los que uno se descubre en el túnel y olvida el resto, se defiende como minotauro herido y busca la luz para escapar. Mas todo quedó en vaga amenaza, aunque me siguieron hasta la puerta, (lo cual tenía cierta gracia, por lo ridículo), por si abría otra vez la boca y decía alguna nueva indiscreción. Matarán la gallina de los huevos de oro o vendrá un Cristo que los saque a latigazos del templo.


martes, 9 de abril de 2024

Catábasis y otros lances

Del faraón Rampsinito, si es que existió alguno con ese nombre, daban razón Heródoto y contaba que volvió a la vida después de ganar a los dados a Démeter, que estaba en los infiernos. El asunto demuestra varias cosas, la primera que la diosa no controlaba a la Suerte, ni a la Fortuna, sino que se sometía al Azar del Destino, por lo que deducimos que sus poderes eran limitados. La segunda viene a colación del dato de que Démeter estaba en el Hades, que es donde vivía su hija, Perséfone, lo que significa que podía verla a diario y no sólo seis meses como nos cuentan otras versiones, todo ese rollo de la primavera y el invierno. Y la tercera es que tenía buen perder, porque de lo contrario, si hubiese sido una Atenea, por ejemplo, hubiese convertido a Rampsinito en taba o algo por el estilo, que era lo que solían hacer los dioses cuando alguien les tocaba las narices, véase Aracne o Marsias. Claro que todas estas variantes son cosa de un poeta romano llamado Ovidio. Este Ovidio hizo mucho daño, porque inventó lo que quiso y probablemente en favor propio, para hacerse el interesante. Si de lo que se trataba era de poner en tela de juicio a los olímpicos, mejor las versiones de Luciano el de Samósata, que son tan chistosas como la historia de Heródoto.


lunes, 8 de abril de 2024

No se equivocó la paloma, sino nosotros

Lo de la paloma, que no era mensajera, me sucedió en Florencia y lo cuento para que se note que viajo. Fue un día veraniego que subimos a San Miniato al Monte, desde donde hay unas vistas panorámicas de la ciudad espectaculares, y de allí bajamos andando hasta el Arno, y paramos a la altura de la Piazza Nicola Demidoff, que hay un giardino público. Por supuesto que fue una paliza, que llegamos buscando desesperadamente un banco donde sentarnos y recuperar el resuello. Allí hicimos un alto, bebimos agua y aprovechamos para emprenderla con unas galletas maría que guardábamos para las situaciones extremas, como los hobbits las suyas. No me extenderé mentando lo a gusto que estábamos en tales circunstancias, recostados y estirados sobre los listones de madera mientras veíamos a lo lejos el puente Vecchio.  Era un momento único que invitaba al ensueño y la fantasía. En esto que acude una paloma a nuestro entorno caminando a saltitos porque, ¡oh, triste destino!, no tenía más que una pata, pero sin perder la dignidad del ave emblemática. Blanca como la de la paz, pero sucia de polvo y barro.  El pobre animalito acudía renqueando en busca de un oasis como nosotros habíamos hecho. Comprenderéis lo enternecedor de la escena. Aquella pobre ave era digna de misericordia. Miraba de lado, con timidez o miedo contenido, apoyada en su única extremidad igual que el flamenco para dormitar. Cada uno de nosotros imaginó una triste historia en la que la pobre perdía la pata: un cepo traicionero, un gato agresivo, una malformación de nacimiento… Y allí estaba, a nuestra merced, buscando amparo, sembrando de incertidumbre nuestro corazón satisfecho. Para paliar su triste existencia, decidimos compartir unas migajas con ella, facilitarle el tránsito por este valle de lágrimas que nos condiciona a todas las criaturas vivas, seamos de la taxonomía que seamos. Ella comprendió nuestro propósito y se acercó alegre, picoteando aquí y allá, sin preocuparse ya por nuestros propósitos que identificó como bondadosos. Y nosotros, felices por nuestra buena acción, seguíamos facilitándole pedacitos de galletas, que no le faltasen, que ese día fuese un día de fiesta para ella y redención para nosotros.

Pero he aquí que no tardó en acudir otra avecilla, pariente suya, y otra más, y muchas más, a participar del improvisado festín, milagro de la multiplicación de los panes, que aquello empezó a salirse de madre como partido de fin de liga. Fue entonces, siendo muchas a repartir, cuando nuestra amiga sacó la pata que le faltaba, que escondía muy bien la traicionera, y se enzarzó con sus hermanas por lo que consideraba suyo, pero ya sin vergüenza ni consideraciones, sin mirarnos a la cara siquiera, que parecía otra, sino interesada sólo por lo que concierne al estómago, en este caso el suyo. Aprovechando la batalla salimos por piernas, a riesgo de llevarnos una mugrienta condecoración de recuerdo. Esto de las palomas es un desengaño. No te puedes fiar de ellas. Qué os voy a contar si todos conocemos el cuento.


domingo, 7 de abril de 2024

La culpa la tuvo Ramsés

Con esto de la calima se acuerda uno de Los diez mandamientos, aquella película de Cecil B. De Mille con Charlton Heston haciendo de Moisés, antes de que cambiase las tablas de la ley por el winchester, o se pelease con unos monos parlanchines. Amenazaba el patriarca bíblico a su hermanastro el faraón con convertir el agua del Nilo en sangre, y lo conseguía, como cuando un palo se volvió serpiente. Luego nos hemos enterado por la ciencia que no era cuestión de glóbulos rojos sino de barro que arrastra el viento del Sáhara y lo pone todo perdido. Así está el cielo ahora que no se ve un burro volando, ni a los políticos. La culpa de lo de Gaza lo tienen los faraones, que se dejaron engañar por los judíos. Si Ramsés hubiese tenido ocasión de leer la Biblia no los hubiese dejado salir de Egipto hasta que apareciese Jesucristo, que hubiese convertido el agua en vino y el futuro habría sido más divertido.


sábado, 6 de abril de 2024

El cuerpo de Lorca, Carabanchel

Leo que han hecho un muñeco de Lorca y lo han enterrado en Carabanchel, pero para que todo el mundo pueda verlo y pisarlo. Por eso la tapa del sarcófago es de cristal, algo así como la caja que guarda la figura del Cristo muerto que sacan a deambular por las calles en la Semana Santa, y que no pase frío. Es un Lorca muy formalito, como niño en foto de la escuela de pago que va a hacer la confirmación y espera la sagrada forma con los brazos sobre la barriguita, vestido a la antigua, que parece el general Torrijos, pero con los ojos cerrados. No se le ven los orificios de las balas. Claro que eso de que lo fusilaron es cosa que se cuenta, pero de lo que no hay prueba mientras no aparezca el cuerpo, o lo que quede de él. Cuesta trabajo llamarlo desaparecido. Dice el artista, (que se llama como el cura Merino), que ha querido homenajear al mejor poeta de la historia. Es verdad que al poeta le gustaba hacerse el muerto, lo contaba Dalí, pero porque le gustaba estar vivo. Ya solo falta que acudan los de la memoria a ponerle una corona de flores y lo den por bueno. Es este, el negocio de los santos, cosa que viene de antiguo, de los egipcios, porque genera pingües beneficios en torno al santuario y las reliquias. En esta ocasión los granadinos no han estado despiertos, la peregrinación será a Madrid. Se han quedado sin romería.