Trini se quedó muy triste cuando su maridito marchó a criar malvas que es como se dice cuando te mueres. Estaba la muchacha mustia y cuando llevó aquella corona a la tumba de aquél sintió como si se quitase un gran peso de encima, por lo menos de flores, y se puso como una ídem. Entonces le entraron ganas locas de correr y de saltar, y de buscarse otro marido. Descubrió que depositar coronas y coronas sobre una fría losa de mármol la hacía más joven. Y desde aquella dramática tarde es que no ha parado, ya suman más de veinte las que cubre y cada día que pasa está más lozana.
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