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jueves, 8 de febrero de 2024

Las orejas de Midas o el juicio de Botticelli

Esta es una de esas, que no son pocas, en las que te sientas frente a la pantalla del pc y te pones a escribir lo primero que te viene a la cabeza, que no es otra cosa en este caso que algo relativo al rey Midas, no me preguntes por qué. Pero no voy a continuar el camino que imaginas, todo ese oro del que toca incluso lo que no debe, sino por lo del cuadro de Botticelli, aquel en el que el rey tiene las orejas de burro, actúa de juez y la Sospecha y la Ignorancia lo confunden, mientras que la Verdad permanece desnuda, convencida de su triunfo, y el reo se deja arrastrar con resignación por la Mentira, la Ira y la Envidia al juicio. También anda por allí la penitencia. Todo este plantel de personificaciones femeninas se muestra en un escenario clásico de arcos de medio punto, bóvedas de cañón cuarteadas de relieves paganos y gruesos pilares empotrados de estatuas que representan a héroes bíblicos y santurrones cristianos, y todo de mármol, mucho mármol borracho de pan de oro. Sorprende a estas alturas que un cuadro de estas características no esté ya en la lista negra del revisionismo feminista de las artes, no seré yo el que levante la liebre. 

Es esta composición, según cuentan la tradición y los eruditos, un remedo de uno del pintor griego Apeles, retratista oficial de Alejando Magno, que se perdió en el naufragio de la antigüedad y rescataron los que tuvieron la suerte de contemplarlo mediante descripciones y alusiones que pusieron por escrito, (me refiero a Luciano el de Samosata, al que un conocido mío, en su ignorancia, llamó fulano), y sobre tales hizo el suyo Botticelli. De las muchas obras que el propio autor arrojó a la hoguera en un arrebato de arrepentimiento por sus veleidades paganas, en los años de la revuelta de Savonarola, esta pintura se salvó y queda en la de los Uffizi, Florencia, por si asomas a verla. La causa reside en el dato de que el enjuiciado que aparece en el temple pudiera ser el mismo monje heresiarca, por lo que deducimos que el pintor simpatizó con la causa antipapista. Y así pasamos la tarde.


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