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domingo, 28 de julio de 2024

Mi madre me decía... y otras pamplinas.

Pues a mí mi madre nunca me dijo que tratase bien al maestro, como alguno cuenta que le decía la suya cuando iba a la escuela. Claro que hay familias y familias, la mía debía de ser de las malas. Mi madre nos ponía en la calle y punto, bastante hacía con vestirnos, peinarnos y hacernos el desayuno. A partir de ahí la mañana era nuestra y lo cierto es que siempre éramos puntuales, aunque el colegio quedaba lejos y las vicisitudes para llegar a él podían ser muchas. Tiempo había de comprarse unos cromos o un cuerno de chocolate, pelearse con uno de otra clase o tirar unas piedras al escaparate del tío de la ferretería que nos la tenía jurada. Al maestro no se le trataba ni bien ni mal, sino con respeto. Uno procuraba esquivar las tablas de don Luis, los guantazos de don Evelio, el revés de don Joaquín o los tirones de patillas de don Simón. Si en casa comentabas aquello la respuesta era bien simple: "algo habrás hecho". Yo, cuando leo ciertas cosas, creo que he vivido en otro planeta. En mi familia han sido todos bastante normales, ninguno de cuentos de hadas o historias del cinematógrafo. Hay gente que se engaña o quiere engañarnos. Tuve suerte de vivir en el mundo y aunque fui capaz de crear otro en mi cerebro, todavía recuerdo los palmetazos en las manos y se me pasa.


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