Ha dicho Margarita, con esa cara tan vaga como imprecisa, indefinida e indefinible, que caracteriza a los políticos patrios, que la mili no va a regresar. Ni se les ha pasado por la cabeza. Es decir, que está a la vuelta de la esquina. Ya estamos más que acostumbrados a verle las orejas al lobo y cuando dicen que no viene es que está ahí. El negocio de la guerra, acordada, va a levantar la economía. Por supuesto que habrá víctimas, como en todas, pero generará mucho trabajo y mucho dinero, sobre todo negocios turbios. Atrás quedaron las buenas intenciones expresadas durante la pandemia, (otra guerra), todo aquel rollo de que el mundo no volvería a ser el mismo y esos murales con el unicornio del arco iris viajando en una nube, como el Goku. El mundo sigue igual, existe una falta de originalidad espeluznante. Por otra parte, nuestro parlamento se convierte en un patio de vecinos, un sainete de los Quintero. Las marujas sacan a relucir sus trapos sucios y los chulos el ven aquí si tienes huevos y me lo dices a la cara. El bipartidismo se ha reinstalado, ya conocemos el argumento, que nos devuelvan el dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario