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miércoles, 6 de marzo de 2024

El ARCO a la ley

Ya se ha inaugurado ARCO que es esa feria de arte contemporáneo no exenta de humor; la nuestra. Lo que se expone es más o menos lo de siempre, pero es necesario cumplir con el rito y asomar la nariz aunque sea postiza, roja mejor, y quedar bien. Y, lo más importante, es que en ella se hacen grandes negocios, pese al olor a trementina. El rey va vestido, como en el cuento, si tú lo ves desnudo es tu problema, quizás debas aprender corte y confección. Ahí están, por ejemplo, algunos haciéndose un traje a la medida, en el Congreso, hasta que pase la moda. Es una operación más artística que cualquiera de las de la feria; religiosa, una cuestión de fe. Para conmemorar la efeméride yo soltaría un botafumeiro en el momento de la proclama, como el que lanza una paloma, y que oscilase por todo el hemiciclo y lo perfumase. Siempre he sospechado que debe oler a pinreles ahí dentro. Igual es que los políticos piensan con estos. Creo recordar que fue Ramón Gomez de la Serna el que me sugirió la idea. Era un tipo muy ingenioso que, aunque marchó al exilio, no se ganó el respeto de la crítica militante. Pero, volviendo a la feria, mientras a ellos les sudan los quesos, a nosotros las manos. No hacemos planes, contamos las perras y vivimos al día. La cesta de la compra no hay quien la llene, los precios van camino de alcanzar al Voyager, pero, como consuelo, nos va a quedar una convivencia cojonuda, eso sí, en Cataluña. Después, Dios dirá. Por lo pronto lo saca la Legión a hombros en un par de semanas a ritmo de Diana. Esas cosas no se ven por ARCO, pese a lo escandalosas que resultan y el toque lorquiano que indudablemente tienen. ¿Te gusta España?, preguntaba el poeta a su amigo Morla Lynch mientras se chupaban unas procesiones. El caso es que al final el segundo terminó en Alemania.


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