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jueves, 7 de marzo de 2024

Cuando Doraemon era hermano

Era uno de esos hermanos de La Salle que hacía relleno o estaba de adorno en el conjunto del claustro o de la comunidad religiosa a la que pertenecía.  Por edad, y porque sus facultades habían menguado, daba pocas clases y siempre a los alumnos más pequeños. Su aspecto era risueño, como el del niño que se entusiasma con cualquier detalle, y no era raro verlo confundirse con el alumnado, pero sin ejercer el papel de corrector que las normas le otorgaban sino más bien como uno de tantos. Pese a todo, le delataba su aspecto de anciano y una bata blanca que vestía a diario, cuyas mangas habían limpiado muchas pizarras. A este hermano le llamaban El Quiosco, porque siempre tenía a mano lo más oportuno o necesario que la ocasión exigiese y, naturalmente, lo sacaba de cualquiera de los bolsillos de la prenda mentada. Podían ser, entre otras cosas, lápices, caramelos, pipas, tijeras, esparadrapo, chinchetas, grapas, envoltorios de magdalenas, insectos e incluso, en cierta ocasión, una lagartija muerta. Hay que aclarar que aquellas alforjas no las llenaba sólo él, sus discípulos más cercanos y juguetones gustaban de rellenarlas, para contar el lance en el recreo. El año que tuve ocasión de conocerlo, o tal vez el siguiente, fue el mismo que acudieron al colegio unos observadores provenientes de Japón, el país del sol naciente, imagino que de la misma orden; los cuales llamaron mucho la atención en el patio porque no se cansaban de sacar fotos a cuanto se les ponía por delante. El director del colegio, El Botijo, que daba física y era un figura en la NASA, decían, los acompañó en su recorrido, repartiendo sonrisas y quedándose con las caras de algunos para repartir galletas después. Los nipones confraternizaron con todo el mundo y estoy convencido de que no quedaron indiferentes al conglomerado de sujetos que pululaban por aquellas aulas, y que no paraban de decir Kasio, Kasio, (por el reloj Casio), a su paso. En ese ir y venir tuvieron que tropezar inevitablemente con El Quiosco en más de un rellano. No quiero ser mal pensado, pero siempre que tengo oportunidad de ver un episodio de Doraemon me acuerdo de El Quiosco y barrunto si alguno de los visitantes no se quedó con la copla y andando el tiempo cuajó al personaje que acompaña a Nobita. Ya sé que alguno de vosotros, entendidos del manga, me vais a contradecir, señalando que el gato cósmico nació en el 69 y que por tanto es imposible mi conjetura. Por supuesto que tenéis razón, pero eso no lo sabe la mayoría de los que leen estas líneas y por tanto me acojo al beneficio de su ignorancia. El caso es que antes de conocer a Doraemon yo conocí al Quiosco y esta tarde me acordaba de él. Ahí queda.


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