Fueron dos hermanas, de apellido linajudo, las que se hicieron señalar en Úbeda, durante la guerra, por su profundo antifascismo. Eran las primeras en las manifestaciones, las que más voces daban, levantaban antes el puño y agitaban la bandera roja con más vigor. Recorrían las calles y señalaban a los facciosos, los acompañaban al tribunal popular y después al paredón. Eran respetadas y temidas.
El día que se anunció la derrota de la República, ya de madrugada, también fueron las primeras en salir a la calle a celebrar el triunfo de Franco. Enarbolando la bandera nacional, vocearon la victoria y aclamaron al caudillo. Se destaparon así como quintacolumnistas, que a lo mejor lo fueron, vaya usted a saber. A otros los mataron después por tonterías. Cosas de los pueblos.
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