Seguidores

martes, 19 de noviembre de 2024

La alegría de las bolas del dragón

 40 años hace de Dragón Ball que para algunos, los de mi quinta al menos, fue un volver a empezar, recuperar la ilusión perdida, cuando de la tele borraron Mazinger Z y nos arrebataron parte de la infancia, la más robótica. Lo que nos llegó primero de las bolas fue la serie de TV, y ya nos enganchamos, por su sentido del humor, erotismo y grandes aventuras. Más tarde vinieron los comics, llamados manga. La alegría nos duró poco porque ya entonces la progresía la emprendió con Goku y sus secuaces, y de este modo incluso en la universidad se censuraba su "extremada crueldad" y se tachaba de perniciosa para los infantes. No faltó la consabida campaña contra el manga: "la violencia del dragón", escribió algún pirado en la prensa más izquierdista, ni te cuento en algunas tertulias televisivas. No hicimos ni caso, incluso nos atrevíamos a organizar charlas, exposiciones y jornadas sobre nuestros pintorescos héroes, para escándalo de algún catedrático. Ahora reunimos en casa las viejas ediciones y las nuevas, es una singular enfermedad la del fetichismo, de la que uno no pretende curarse. Creo que al hilo de la entrada voy a calzarme unas zapatillas, de esas sencillas de suela plana, haré unas cabriolas y lanzaré y una honda vital, imaginado que va contra tanto moralista, más que nada por hacerme la ilusión de luchar contra las normas, por fastidiar a los pijos de izquierdas, que se hacen viejunos.


No hay comentarios: