Seguidores

jueves, 25 de abril de 2024

Sánchez, torero alucinógeno

Leo la carta de San Chez y no puedo evitar compararla con aquella anécdota que de su propia infancia contaba Dalí, el genio del Surrealismo, y que decía así:
"A los seis años defecaba en los sitios más inverosímiles de la casa: en el cajón de la biblioteca o en lo alto de un armario. Corría después a la sala en la cual se hallaba reunida la familia y mejor si había visitas. Gritaba. ¡Ya lo he hecho! Y huía a esconderme. Familiares y criadas atribuladas se lanzaban a la busca no cesando hasta encontrar mi TESORO. Toda mi vida he continuado haciendo espiritualmente lo mismo. Pinto mis relojes blandos, el torero alucinógeno. Ya lo he hecho. ¡Me oculto! ¡Ahí va eso! Y que los otros se ocupen".


No hay comentarios: