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domingo, 7 de abril de 2024

La culpa la tuvo Ramsés

Con esto de la calima se acuerda uno de Los diez mandamientos, aquella película de Cecil B. De Mille con Charlton Heston haciendo de Moisés, antes de que cambiase las tablas de la ley por el winchester, o se pelease con unos monos parlanchines. Amenazaba el patriarca bíblico a su hermanastro el faraón con convertir el agua del Nilo en sangre, y lo conseguía, como cuando un palo se volvió serpiente. Luego nos hemos enterado por la ciencia que no era cuestión de glóbulos rojos sino de barro que arrastra el viento del Sáhara y lo pone todo perdido. Así está el cielo ahora que no se ve un burro volando, ni a los políticos. La culpa de lo de Gaza lo tienen los faraones, que se dejaron engañar por los judíos. Si Ramsés hubiese tenido ocasión de leer la Biblia no los hubiese dejado salir de Egipto hasta que apareciese Jesucristo, que hubiese convertido el agua en vino y el futuro habría sido más divertido.


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