Hay gente que presume de que los echaron de Facebook, poca cosa. Yo podría ahora mismo estar alardeando de haber sido expulsado de la Alhambra, ayer, sin ir más lejos. Pero no pudo ser. Bien es cierto que propósito no tenía, intención no había, que no lo buscaba, pero los astros se conjuraron en mi contra. Por suerte supe torear y salir por piernas del lance, todo quedó en aviso de la autoridad competente. De lo cuál me arrepiento porque he perdió ocasión de ganarme otra medalla que acreciente mi negra leyenda, esta vez sin el edding 500 en la mano.
Tiempo ha, cada
cual, hijo de su padre o de su madre, podía entrar en la Alhambra como Pedro
por su casa, y sentarse en las bancadas a comer pipas o fumar unos canutos.
Entonces se veía a los leones del patio más sonrientes. Era un espacio donde no
existía el tiempo sino el estar. El sol se detenía en su viaje y uno se perdía
en los atauriques que conducen a la nada o al dios más ininteligible. Ahora la
Alhambra es un pasillo, por el que circulan seres humanos como las vacas que
conducen al matadero. Todo son prisas, está prohibido detenerse. ¡Vamos, vamos!
Para organizar tan asoladora tarea se reparten sujetos de ambos sexos, armados
de acreditación, que vigilan atentos al revoltoso, que es aquel que se distrae
en demasía, retrocede o alza la voz y comenta, o emite juicio alguno, ilustra,
o discrepa, con compañero o amigos. Basta con que uno de aquellos del
pinganillo sospeche, o se figure que eres guía, para señalarte con el dedo
acusador y recordarte que hay normas que respetar, que no son otras que callar
y seguir adelante, como borrego o niño, (video de Pink Floyd), que se precipita
en la máquina que lo convierte en carne picada. Fueron momentos tensos, instantes
en los que uno se descubre en el túnel y olvida el resto, se defiende como
minotauro herido y busca la luz para escapar. Mas todo quedó en vaga amenaza, aunque
me siguieron hasta la puerta, (lo cual tenía cierta gracia, por lo ridículo), por
si abría otra vez la boca y decía alguna nueva indiscreción. Matarán la gallina
de los huevos de oro o vendrá un Cristo que los saque a latigazos del templo.
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