De la exposición de Spiderman que se hizo en La Casa de Juventud de Córdoba, allá por el 94, guardo muy buen recuerdo, porque fue un trabajo en el que estuvo implicada mucha gente con lo que eso significa a la hora de entenderse y, pese a todo, el resultado fue extraordinario. No sabría decir de quién partió la iniciativa, probablemente de Javier Fernández, Francisco Ramón Aranda, Rafael de la Haba y alguno más de los que conformaban el colectivo Voz en Off, incondicionales aficionados al universo Marvel. Pero pronto se unieron otros con más propuestas.
Una vez que se acordaron espacio y fechas, y se reunió todo el material que compondría la muestra, nos implicamos en el montaje el mismo día de la inauguración. Fue una jornada maratoniana. Después de darnos una verdadera paliza, soportando la incertidumbre de que no terminábamos a tiempo, lo conseguimos como por arte de magia.
La muestra recogía, además de un homenaje de numerosos dibujantes en ciernes, una completa muestra de objetos relacionados con el personaje, merchandising. Una baza importante fue la decoración de la sala, que se salpicó de numerosos detalles como las inevitables arañas y telarañas, para darle un curioso ambiente de casa encantada, aunque su principal atractivo residió en unos muñecos articulados de cartulina que reproducían a los principales personajes y fueron realizados por Paco Muñoz. Así, en cada uno de los pilares que sostenían el piso superior podíamos encontrarnos al mismísimo Octopus, Magneto, el duendecillo verde o el Buitre, (que me acompañaría durante muchos años y lugares hasta que un día decidió volar y no sé a dónde).
Es cierto que, mirando ahora las fotos con atención, realmente la exposición no era para tanto sino el producto de un puñado de jóvenes y adolescentes. Pero entonces, fue tan grande el entusiasmo puesto y su repercusión mediática a nivel local que nos lo pareció. De hecho, nos encargamos de enviar a todas las editoriales que conocíamos fotos y publicaciones del evento, pero pocas tuvieron el detalle de hacerse eco. Nos soplaron que por miedo al resbaladizo asunto de los derechos de autor, pues su publicidad nos hubiese provocados serios problemas legales.
Antonio Martín acudió al encuentro y manifestó quedar muy sorprendido del resultado, incluso destacó las ilustraciones de Juan Carlos Quesada, uno de los representantes de Viñeta 6 que participo y acudió a la presentación, y de M.A. Cáceres. Dejó caer alguna vaga promesa, pero quizás fue todo un quedar bien por la invitación.
Por allí estuvo Paco Nájera, ya como profesional, Arturo Molero, Aguilar Sutil, y el mentado Quesada, una embajada del reino de Jaén. Gente que conocí en aquel momento e ignoraba lo mucho que nos quedaba por andar juntos.
De la gente de Córdoba no faltó nadie, y si alguno no acudió fue sin lugar a duda por causa mayor.
El único asunto que ensombreció la muestra, desde el punto de vista artístico, es que la humedad de la Casa de la Juventud, construida sobre el cauce de un antiguo venero, provocó que algunos de los originales fuesen atacados por el moho, quizás un nuevo enemigo de Spiderman. Por fortuna, el calor cordobés dejó limpias las ilustraciones de tan incómodo invitado cuando se retiraron del lugar que ocuparon.
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