Allá van leyes do quieren reyes es la frase que se atribuye al rey Alfonso VI, por el 1070, cuando el citado monarca tenía voluntad de cambiar el rito mozárabe, que practicaba el vulgo, por el romano, que respondía al deseo del Papa, por lo de la uniformidad religiosa.
Para evitar que
el monarca impusiese su voluntad, sus súbditos le invitaron a que fuese Dios el
que lo decidiese y a una hoguera lanzaron dos misales que recogían la doctrina
de uno y otro.
Atentos al veredicto,
las llamas escupieron el mozárabe y ardió el romano hasta la última página; y
se interpretó por los doctores de la Iglesia que la divinidad se inclinaba por
el del pueblo.
No contentó con
el resultado, el rey dictaminó lo que le convenía y de un puntapié devolvió al
fuego la esperanza popular, al tiempo que anunciaba las palabras que abren esta
entrada.
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