Seguidores

sábado, 31 de diciembre de 2022

Crónica de Sender

Guardo en casa un libro de Ramón J. Sender, Crónica del Alba, que me dedicó en una feria del libro de Madrid, concretamente la del 74. Sender fue un escritor muy prolífico que la mayoría aparcó en Réquiem por un campesino español y pocos recuerdan o quieren recordar que hizo lo que llaman hoy “novela histórica”. Así son títulos suyos obras como Bizancio, Carolus Rex, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre o Mister Witt en el Cantón, por citar algunas. Y sí, fue un comunista exiliado en los Estados Unidos de América, donde renegó de su fe para no sufrir las iras del senador McCarthy.

Fue aquella una de esas veces que mi padre nos llevaba a recorrer las interminables casetas de la feria, a la búsqueda de la firma de un reputado escritor con algún pasado controvertido. Creo que mi progenitor se sentía fascinado con aquellas pequeñas licencias tan arriesgadas, una pasión que le daba vida y le proporcionó algún que otro quebradero de cabeza que algún día contaré.

La anécdota en esta ocasión estuvo en que guardamos cola para que el mentado autor nos dedicase los dos tomos de la novela citada al principio. Cuando llegamos a su altura, mi padre dio nuestros nombres y don Ramón nos dedicó uno a cada uno, a mi hermano y a mí, que entonces tendríamos seis y ocho años respectivamente. Recuerdo a un señor mayor, grueso, con gafas y barba canosa, aposentado en una silla muy pequeña, que nos garrapateó muy serio unas letras en cada tomo. Mi hermano, por ser el pequeño, tuvo la oportunidad de sentarse en sus rodillas.

Conseguido el objetivo, nos fuimos por donde habíamos venido, ajenos al drama que vino después.

Al llegar a casa, mi padre tuvo la ocurrencia de ir a enseñar a mi madre las dedicatorias y se llevó la mala sorpresa de que el autor había puesto incompleto mi nombre. En lugar de Juan Francisco, había escrito sólo Francisco. ¡Menuda catástrofe!

Después de darle muchas vueltas al asunto, volver a la feria era empeño vano, se decidió por una curiosa solución que ahora cuento. Así como uno abre el libro en cuestión, en la página anterior a la de don Ramón, de puño y letra de mi padre puede leerse en mayúsculas: << Dedicado por el autor a mi hijo Juan Francisco en la feria del libro de Madrid de 1974>>.

De las dos dedicatorias esta última es la que más aprecio.


No hay comentarios: