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viernes, 30 de agosto de 2024

La vuelta al cole

He soñado que volvía al instituto como alumno, pero con la edad que tengo. En el sueño imaginaba que el trato iba a ser distinto, pero nada más entrar noté sobre mi piel la mirada inquisitiva, desde sus lentes, de una profesora muy estirada que había en el pasillo y, ya en clase, la llamada de atención de otra por llegar tarde y no estar atento a las tareas, con afán de ridiculizarme. Lo más chocante de todo es que aquellas dos pájaras habían sido alumnas mías en el pasado, a las que había echado más de un cable para salir del cieno, pero ahora no tenían consideración alguna conmigo y sólo buscaban el modo de ponerme cara a la pared. Su actitud me parecía incomprensible. Menos mal que me han despertado unos mirlos que anidan cerca de mi ventana, aves negras de pico curvo y dorado que, pese a su macabra apariencia, establecen lazos de buena vecindad con aquellos que les dan amparo. Ha sido como escapar al recreo tras escuchar el timbre. Tengo un buen puñado de historias de maestras que pican. Cualquier día las cuento sin esperar a que escampe.


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