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miércoles, 11 de octubre de 2023

El burro del chache Josico

Mi bisabuelo Josico, que es como era conocido en Úbeda, estaba a cargo de un huerto que le habían arrendado los propietarios de un viejo convento desamortizado, que se situaba por el barrio de la Cava y en el que luego se hizo un cine al aire libre. La parcela era una maravilla porque disponía de agua abundante y existía una gran variedad de árboles y plantas, supervivientes o descendientes de los que dejaron allí los monjes. La historia sigue porque existía allí un pozo muy ancho y profundo que no estaba a la vista, y allí se cayó un burro que tenía mi bisabuelo. Al tanto del suceso Josico corrió y buscó ayuda, y en una tenería próxima, que apestaba a considerable distancia, la halló, pero con trato. Le propusieron los que dentro curtían las pieles quedarse con el animal si lo sacaban muerto. No le pareció mal oferta al dueño del jumento, por las prisas y preocupación que traía, y respondió que vale, que de acuerdo. Se fueron al pozo dos brutos armados de soga y lanzaron lazos para pescar al asno, con tan mala o buena fortuna, para ellos, de que en la maniobra se ahorcó el animal. Quedó Josico sin bestia y los mozos se hicieron un tambor con la piel de ésta.


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