La mujer del paleolítico, según la pieza de Willendorf u otras semejantes, es de formas voluminosas, un rombo achatado de aristas curvas. Sus hombros son estrechos, las caderas anchas, los muslos robustos, los pies pequeños. Tiene pechos enormes, sobre los que descansan las manos, que cuelgan sobre su protuberante barriga. Bajo esta se aprecia perfectamente su vagina. La mujer del paleolítico está desnuda. Esta mujer carece de rostro o lleva puesto en ocasiones un curioso gorro, que bien puede ser su pelo. Hay quien sostiene que es una idealización o una representación de la diosa madre.
La mujer del paleolítico, según algunos manuales de secundaria, es blanca, alta y delgada, carece de pecho y caderas, su cuerpo es adolescente. Presenta el pelo a media melena y de un suave color violeta. Viste un cómodo pijama que la cubre de cuello a tobillos y luce un bonito collar de colmillos. En sus ratos de ocio, que deben ser abundantes, pinta bisontes en los techos de las cuevas.
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