Creo que se llamaba Manolo, pero lo recuerdo como Chivero, que era el mote del colegio. Nos llevábamos bien, es decir, nos descojonábamos el uno del otro por lo bajini cuando nos castigaban por algún desliz en el aula con un guantazo, un ponerse de rodillas o terminar expulsado al pasillo. Cualquier desgracia que concerniese a ambos nos la tomábamos a risa, pero tan amigos, era una curiosa competición para ver quién salía más perjudicado.
Adoptamos la costumbre, cuando nos encontrábamos en la calle por azar, de simular que no nos reconocíamos. Era detectar la presencia del otro, pero a muchísima distancia, e iniciábamos el mismo teatro, que consistía en mirar a otra parte, generalmente a lo alto, y no moderar el paso sino continuar al mismo ritmo como si no nos hubiésemos visto. La comedia se prolongaba hasta que estábamos casi cara a cara y entonces estallábamos a grandes voces como si nos encontrásemos después de llevar miles de años sin vernos.
- ¡Chivero!
- ¡Chorizo!
Y nos fundíamos en un abrazo para asombro de viandantes y vecinas que se asomaban a la ventana para conocer la efeméride. Así nos tiramos unos cinco años, desde 5º de EGB hasta acabar 1º de bachillerato. Creo que nos tomaban por gilipollas.
Lo de Chivero no recuerdo de donde venía, creo que de una prima suya que llamábamos La Cabra. Chorizo era por los bocadillos. Antaño, después de la matanza, se secaban unas tripas de chorizo junto a unas mondas de naranja en un tendedero que había en la cocina de las casas, como la de mi abuela. Siempre que acudíamos a Úbeda a pasar unos días nos obsequiaba con algunas de aquellas ristras. Eran exquisitos. Desgraciadamente es uno de esos sabores irrecuperables. Causaban expectación entre la chiquillería madrileña cuando cada cual sacaba a relucir su merienda.
Chivero era un tipo algo solitario, de pocas palabras, flacucho y tenía el pelo ensortijado.
Cuando dejé Madrid perdí definitivamente de vista a Chivero.
Muchas veces he recreado en mi imaginación un reencuentro, tan cómico como entonces. Pero lo más probable es que si volviésemos a cruzarnos sería para no vernos.
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