Seguidores

miércoles, 10 de mayo de 2023

El Penthouse

Aunque digan lo contrario, hubo una década en la que lo más buscado en los quioscos era el Penthouse, por delante de los cómics. Se agotaba. Era salir un número y el que no andaba atento a las fechas o entretenido en otras cuestiones se quedaba sin él. ¿Quién no recuerda aquellas agotadoras mañanas recorriendo la ciudad sufriendo constantes decepciones en cada stand de revistones porque algún desconsiderado se había llevado el último? En aquellos años no existían las webs repletas de mujerío liberticida, no había tanto gimnasio y hacerse con un número era el deporte más efectivo e inconsciente. Nunca tan poco papel originó tanta agonía.

- Es para dibujar -, se excusaban los pintamonas que estudiaban bellas Artes cuando lo llevaban calentito al piso de los compañeros, que rápidamente rodeaban al victorioso cazador y solicitaban turno para estudiar anatomía. Los gafudos se limpiaban las lentes antes, para no perder detalle.

- La verdad es que salen chicas muy monas -, comentaba la compi moderna y curiosona que también las repasaba en privado o con otra amiga. Y luego enseñaba lo que había dibujado a los cuatro calenturros de la pandilla.

En los cuarteles, el poster central empapelaba el interior de la taquilla. Algún que otro teniente ordenaba policía muy cabreado y requisaba los mejores para su archivo. Hasta la redada, las tetonas compartían espacio con las latas de atún, el chorizo del pueblo, los calzoncillos, los calcetines y el traje de bonito.

En ocasiones algún desaprensivo robaba la colección a su padre o su hermano mayor. En la primera, la víctima callaba muy jodido, por no levantar la liebre. En la segunda se liaba a guantazos con el precoz hasta recuperar lo suyo.

Ah, tiempos pecaminosos. Todos arderemos en el infierno, … quizás entre las llamas que levanten aquellas páginas.



No hay comentarios: