Muchos son los hombres recordados por la conquista y destrucción del imperio mexica. Pocas las mujeres. Y sin embargo hubo una, María Estrada, que despertó la admiración de todos por su valentía y coraje. A pie o a caballo, espada en mano, combatió como el que más tanto en la Noche Triste como en Otumba. Su vida parece de fábula, sus aventuras interminables. Dichoso quien pudo cruzar las armas con semejante fiera.
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