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domingo, 29 de julio de 2012

La chica de las tuercas de oro.


Redy tenía un taller de reparación de motocicletas y un perro albino. Un día apareció un tipo esmirriado y le dejó una vespa con las tuercas doradas para que le cambiase los amortiguadores. Esa misma noche alguien se coló en el taller y se llevó el vehículo. Aquello no tenía precedentes y Redy se lo tomó como una cuestión personal. Guiada por su fiel amigo atravesó la ciudad y cruzó las cordilleras más altas hasta alcanzar el Reino de los Herreros. Aquellos tipejos habían reunido cientos de motos en su antro y su jefe presumía ahora de tener una Vespa de piezas de oro.
Redy no lo pensó dos veces, agarró su arma favorita y dio su merecido a todos aquellos fulanos. Después de un baño de alaridos y sangre, Redy regresó a su casa y devolvió la máquina a su propietario. El esmirriado resultó ser un mago y como recompensa le obsequió con las tuercas de oro que adornaban la moto. Con esta fortuna compró el castillo de los Herreros y montó una fabrica de osos  de trapo. Ya estaba cansada de llenarse las uñas de grasa.

2 comentarios:

Eva dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eva dijo...

Una historia original :)