Mucho se ha hablado del influjo que escritores como Conrad, London, Zane Grey, Kipling, Oesterheld y Ongaro aportaron al hilo argumental de las historietas de Hugo Pratt y concretamente a las aventuras de Corto Maltés, pero muy poco del de Cervantes.
La presencia del autor del Quijote en las novelas gráficas de Pratt es más abundante de lo que pudiera parecer en un principio.
El ejemplo más evidente de tal influencia es la aventura de Corto Maltés titulada En el tinglado de la antigua farsa, (Ed. Nueva Frontera), no sólo por el hecho de que un personaje, el actor Rico-Rico represente el papel de Don Quijote o adopte su personalidad en un momento de la trama, sino porque asistimos a la reproducción de un episodio de la segunda parte de la obra cervantina. Me estoy refiriendo al capítulo 26, el relativo al retablo de Maese Pedro, cuando el hidalgo manchego confunde una vez más realidad con ficción y la emprende a espadazos con unas marionetas: (...)"Y diciendo y haciendo, desenvainó la espada, y de un brinco se puso junto al retablo, y con acelerada y nunca vista furia comenzó a llover cuchilladas sobre la titiritera morisma, derribando a unos, descabezando a otros, estropeando a éste, destrozando a aquél, ..." Que poco más o menos es lo que vemos acontecer en las sucesivas viñetas.
Por otra parte, Pratt aprovecha el argumento de Cervantes para solucionar una historia, (en cierto modo podría considerarse como un homenaje al escritor español), pero al mismo tiempo crea un guión con múltiples perspectivas o lecturas, desarrollando historias paralelas donde ficción y realidad se confunden como sucede en la novela del escritor español. Es decir, Pratt demuestra un conocimiento no solo de la trama del Quijote sino también de la forma en que está escrito el mismo. Y esa fórmula es la que aplica.
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