Se habla de echarnos de la OTAN, por no poner dinero, y me viene al caso aquello de cuando se protestaba contra la entrada, "OTAN NO, bases fuera", que tanto se coreó a primeros de los ochenta y me permitió hacer mis pinitos como incipiente ilustrador y humorista, que no cuajó con los años. Cursaba primero de BUP y, como ya tenía cierta fama por lo de hacer monigotes en mesas y paredes, me pidieron en el instituto, algunos de aquellos profres pogres que pululaban por las aulas, que me sumase al diseño de una pintoresca pancarta con dibujos alusivos al eslogan. Ni corto ni perezoso me uní a tan decisiva tarea por el bien de la nación y fastidiar al tío Sam, estando como estaba tan reciente el atentado contra Reagan. Aquella fue otra de tantas en las que me metí sin valorar las consecuencias. Pero fue divertido. Es una pena no conservar ni una imagen del evento, pues no existían móviles para hacerlo, y la memoria sólo me devuelve pequeños y borrosos detalles. Luego vino lo de "de entrada no", que sonó a traición o venta, y señaló el modus operandi de un partido para el futuro. Ahora, con perspectiva, se ve que todo era más sencillo, bastaba con no pagar las cuotas de socio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario