Han venido varias veces en lo que va de tarde-noche multitud de niños y grandes a la puerta de mi casa. Todos ellos disfrazados con más o menos gracia, o medios, de algo. Todos ellos pidiendo a grito pelao más caramelos. Uno va teniendo esa edad en la que la paciencia acostumbra a perderse con facilidad y ganas me han dao, no voy a engañaros, de practicar kickboxing con algún que otro fantasma. Al final me he conformado con la viñeta, tampoco estoy en edad de violencias. Además, no es noche de luna llena que es cuando me crecen el pelo y los colmillos.
3 comentarios:
Que Bien, otra tradición importada de gringolandia ¿que mas se puede pedir?..ejem... yo por si acaso volveré a ver Don Juan Tenorio, que no hay nada como las propias tradiciones.
Jejeje no saben ná, luego vuelven a por el aguinaldo.
Muy buena la viñeta.
Eva.
Buena, muy buena.
Un saludo, nene.
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