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martes, 11 de septiembre de 2007

Fálaris de Acragante.

(...) ´Digno es el presente de Apolo Pitio; hay que enviar el toro al dios´. Perilao acercóseme y dijo: ´¿Por qué no compruebas la sabiduría que encierra y la utilidad que ofrece? Y, abriendo el toro por el lomo, añadió: ´Si quieres torturar a alguien, introdúcelo dentro de esta máquina, ciérrala, aplica estas flautas al hocico del buey y manda encender fuego debajo; así el torturado se debatirá en gritos y lamentos, presa de incesantes dolores, y su grito a través de las flautas te ofrecerá las más dulces melodías imaginables, con acompañamiento quejumbroso y mugido dolorosísimo, de forma que el reciba su tortura y tú goces del concierto de flauta.
>>Yo, al oír esto, sentí repugnancia ante la refinada perversidad del individuo, odié su artefacto y le di el castigo merecido. ´Bien, Perilao -repuse-, si cuanto dices no es mera jactancia, demuéstranos la verdad de tu arte penetrando tú mismo, e imita a los que claman, para que sepamos si suenan a través de las flautas las melodías que dices. Accede a ello Perilao, y yo, cuando estaba dentro, le encierro y ordeno encender fuego por debajo. ´Cobre -le dije- el justo salario de tu maravilloso arte, de suerte que seas tú el primer maestro de música que toques la flauta.´



Fálaris, Luciano de Samosata.

Traducción de A. Espinosa Alarcón.

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