Quisieron vendérnosla como El Planeta de los Simios porque sonaba como más seria, pero ya se encargó Ediciones Vértice en sus años mozos de llamarla como Dios manda.
El que pueda que haga memoria, si es que por aquel entonces ya jugaba a las canicas, y recuerde el día del estreno en la tele cuando ésta era en blanco y negro, y no más que canal y medio. A lo largo de la semana nos pusieron varios avances. Se nos grabó en la retina porque a Charlton Heston se le veía el culo cuando se tiraba de cabeza al río. Aquello fue como lo de las tetas de Sabrina años después. Eran los días de la transición y más de uno corría delante de los grises. Nosotros, tiernos infantes, influidos por el filme, nos dedicábamos a perseguirnos compitiendo a ver quien hacía mejor el mono. Con un palo a modo de metralleta, meneándonos de un lado a otro torpemente, muy encorvados, olfateábamos el aire muy exageradamente intentando identificar humanos.
Luego nos pusieron una serie que nos tragábamos por las tardes a golpe de pan con chocolate, merienda de la época, con dos protagonistas que eran clavados al Starsky y Hutch pero con mono. Y para remate, durante varios sábados, en Sesión de Tarde nos pusieron las segundas partes de la peli, que fueron varias y a peor.
Voy a confesar que yo era de los que mejor hacían el mono y que seguí con interés la saga. Un momento singular, lo recuerdo con especial detalle, es ese de la primera parte en que Charlton Heston explica a sus captores que ha llegado al planeta en una nave espacial y les fabrica un avión de papel, y lo lanza y los deja perplejos. Después viene un Orangutan mamoncete y con muy mala leche lo hace una bola. El Charlton, que en ese momento esta mudo y no tiene rifle, se mosquea cosa mala. Un episodio sin importancia. El caso es que desde ese momento se vieron más aviones de papel en las clases y también más palmetazos en las manos. También se siguieron viendo monos, cada vez más, monos de esos que se visten y se dicen inteligentes, y lo pisotean todo. Muchas veces la realidad supera a la ficción.
4 comentarios:
Toda la razón: lo suyo era "El planeta de los monos". Y no estaban nada mal los tebeos. Yo los descubrí cuando andaba por 1º de BUP, bastantes años después de que Vértice se fuera al cuerno. Me los fue prestando por tandas el López Rubiño, que a su vez los había heredado de un primo carnal o algo así. Qué montón de tebeos y revistas fabulosos le había dejado el primo de marras: aquel "Monsters of the Movies" con que Marvel quiso repetir el éxito de "Famous Monsters of Filmland" de la Warren (aquí "Famosos Monsters", de la mano de Garbo), algún "Rufus" que otro, la saga de los monos... Era la envidia del barrio, el tío.
¿Pero hacías el mono o no?
Pues esos comics en concreto no los conozco, pero esto me trae entrañables recuerdos de mi infancia cuando visitaba a mi primo en Nerja y abría su fantástico armario de los comics. Me podía pasar días enteros sin salir de su casa, solo leyendo aquellas maravillas de Vértice.
en aquella época era cuando vuestras tiitas decían aquello de ¡qué monada!
Publicar un comentario