Con esto del Erasmus, los estudiantes del planeta XXRZPQ, que está en el núcleo de la Vía Láctea según se mire a la derecha desde Saturno o aledaños, han venido hasta nuestro planeta a conocer el idioma y nuestras costumbres humanas. Son unos chicos un poco raritos y todos se han matriculado en la Facultad de Ciencias y Filología Inglesa, sin preguntar y sin nota, y sin saber inglés. El día de la recepción carbonizaron a tres bedeles por casualidad y dejaron fuera de servicio todas las fotocopiadoras del Campus. El rector hizo una llamada a la calma pero ésta está comunicando y al final ha perdido los nervios y convocado unas elecciones. Los alienígenas han acampado en el Rectorado y están concediendo todas las becas; se reunen en grupos de a diez y comen bizcochos en los despachos sin chocolate; con mucha desvergüenza, y con la boca llena, te piden las pólizas y los sellos que te faltan y te lo ponen todo perdido. Una señora de Cuenca ha traído a sus dos niñas vestidas de rocieras pero los hombrecillos verdes no son aficionados al tute y las han mandado a hacer gárgaras con cocacola. El profesorado está que trina y se han cortado las clases como es costumbre en vísperas de vacaciones, fiestas y otros fines de semana si son de guardar. Los xxrzpquleros no se han dado por aludidos, y mientras dejan sin agua los lavabos e inodoros y los atrancan con papeles del culo, leen a Jean Paul Sartre para hacerse preguntas existenciales y juegan a la petanca con los portátiles en sus ratos de ocio. El señor obispo, preocupado por la salvación de sus almas, les ha organizado una catequesis de cinco a seis que les impartirá un misionero del Perú y un partido de fútbol de gordos contra flacos de siete a ocho para después de la siesta. Mientras esto sucede, su planeta ha sido tragado por un agujero negro, y ellos no se lo han tomado a mal, traían la intención de quedarse.
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