Contaba Eurípides en su tragedia "Las Bacantes" como Dioniso castigaba cruelmente al rey Penteo por haber prohibido su culto en la ciudad de Tebas.
Bien es cierto que celebrar el botellón nada tiene que ver con las fiestas en honor a Dioniso, pero a ver qué nueva norma inventan nuestros gobernantes sin perjudicar a los que apreciamos el caldo.
Desde la tierra de Asia,
tras dejar el Tmolo sacro,
en honor del Resonante
con diligencia me afano,
fatiga muy placentera,
sin que me importe el cansancio,
el cansancio venturoso,
gritando evoés al Baquio.
¿Quién, quién me sale al camino?
¿Quién se queda en palacio?
Que todo el mundo se salga
y guarde silencio santo,
que lo usado desde siempre
a Dioniso iré cantando.
Traducción de Juan Ignacio González Merino.
4 comentarios:
Me ha parecido curiosa la unión de tus dibujos y las anécdotas históricas. Queda muy linda la combinación (¡y las citas!).
Gracias maja. Tú si que eres linda.
Viva el vino....
Hermano amado, ya puedo comunicar contigo...
Es un blog estupendo
Fíjate
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