“(...) A veces nacen en las almas podredumbres y gangrenas tales que logran que entre los seres vivos no haya ninguno más limpio ni más cruel que el hombre. A éstos, si se les concede perdón y benignidad, creen que lo que de verdad hay es asechanza y falacia; se convierten en más desconfiados y hostiles hacia sus bienhechores. Y si les devuelve mal por mal, emulan en coraje; en tal caso, para ellos no hay nada, por terrible que sea o por prohibido que esté, que no acepten, y aun reputan por buena tal audacia: terminan en un paroxismo que rebasa el natural humano. La causa y el componente principal de esta conducta radican en las malas costumbres y en una educación pésima recibida ya en la infancia. Pero hay muchas cosas que también influyen: las principales son la soberbia y la avaricia de los que mandan.”
Polibio, (siglo II a.C.), Historias. (Traducción de Manuel Balasch Recort).
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