Era un perro con cara de perro. Lo mirabas y veías a un perro. Por eso la gente no le tomaba cariño. Si se hubiese parecido a un pariente, un amigo, un vecino, la cosa hubiese sido distinta. Pero este animal no tuvo esa suerte. O igual sí, ¿quién sabe? Así no corrió el riesgo de que lo abandonasen después.
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