En en pico más alto de la montaña más oscura había una casa. Por supuesto que jamás nadie hizo noche en ella. Incluso los montañeros mas intrépidos preferían acampar al raso. El caso es que durante lo que duraba la noche siempre se advertía una nítida luz en una de sus ventanas. Algunos decían haber visto a un tipo muy delgado merodear por los alrededores y otros que una máscara flotaba en la oscuridad.
Andando el tiempo levantaron un puente sobre el desfiladero y la casa desapareció bajo el ruido del tráfico. De los dos sujetos no volvió a saberse.
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