
El libro de Eduardo Mendoza, (en Seix Barral), está cargado de guiños al lector de clásicos grecorromanos, estudiosos de la Biblia y frikis del género davinchiniano. Pero también a todo aquel que monta el Belén en casa, con sus figuritas de barro o plástico sobre el musguito blanqueado de harina y arroyuelos de aluminio. Un humor fino emana de la obra donde, por no faltar, no falta ni la especulación urbanística. Un romano, Pomponio Flato, que anda buscando el agua de la sabiduría de río en río, será contratado por un niño Jesús para resolver un complicado asesinato e ilustrará de paso al infante en la filosofía griega y el mito de Orfeo. Una novela breve que uno desearía más larga.
4 comentarios:
¿Otra aventura más del detective loco?
En cualquier caso, acabaré pillándolo por ahí.
Gracias por la sugerencia, pero podrías contar algo para poner los dientes largos.
¡Un poco de pasión, juanperez!
Vaya, vaya, las confianzas se van convirtiendo en exigencias.
Yo nací con la cruz echada, amigo Pérez.
No confundas exigencia con sugerencia.
Gracias por el añadido!!!
Rayos, ¡estás ahí!
¡El gran Amaro nos vigila!
Publicar un comentario