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martes, 10 de abril de 2007

Doctor Jekyll.

El Dr. Jekyll nunca ha tenido problemas cuando le ha tocado hacer guardia en Urgencias. Ni una queja de los pacientes, ni una voz más alta que otra de los familiares, ni una mala cara de los enfermeros, ni una carrera de un niño por los pasillos, nada. Cuando este hombre entra de noche, se produce un cambio radical en la dinámica del Hospital. Es algo que se escapa a la comprensión de la Dirección del Centro, la Consejera de Sanidad o el Delgado del Gobierno. Pero lo más curioso del caso es que nadie, absolutamente nadie, ha querido entrevistarse con él , mantener una reunión aparte, para preguntarle siquera por curiosidad dónde esta el secreto de su éxito.
En el Hospital reina el silencio. Un silencio tan absoluto que permite oir ruidos provenientes del despacho del Doctor, en lo más recóndito de la planta al final del pasillo. No es necesario prestar mucha atención para poder escucharlos, son sonidos siniestros que erizan hasta los pelos de las patas de las cucarachas, mientras los enfermos tragan suero a oscuras y los parientes se cagan bajo las mantas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo tampoco le preguntaría nada. Me da a mí que el tal doctor ese, el lléqui, lo que tiene es muy mala hostia, sino que se lo pregunten a jíde. A lo menor es por los turnos que tiene que hacer de urgencias, aunque vete tú a saber. Yo, desde luego, no le diría ni mú. Un saludo

Becari@