Quisieron los aliados hacerse con Constantinopla y atacaron al Imperio Otomano por la península de Galípoli. La resistencia turca fue inigualable y el estrecho de Dardanelos se llenó de sangre. La derrota fue tan grande que sir Winston Churchill renunció al Almirantazgo.
Desde entonces los soldados británicos que participaron en aquel infierno padecieron el Síndrome Galípoli, y se sintieron incapaces de ocupar más playas.
1 comentario:
Los otománidos siempre han sido unas bestias pardas :)
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