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lunes, 12 de octubre de 2009

Licenciado Manhattan.


A Manhattan le costo cara la licenciatura porque haciendo las prácticas sobre la superficie de Fobos, luna de Marte, se metió a fumarse un algo dentro de una cámara de experimentación atómica que tenían allí los americanos de cuando Nixon quería hacerse con el Vietnam. Una vez dentro, buscándose el mechero hasta en lo interno de los omóplatos, no lo encontró, se lo había dejado encima del portatil, y entonces le pidió a un átomo radiación como quien le pide a un perro un hueso.
Aquello produjo una reacción en cadena. Entonces creyeron que Manhattan se había marchado a la mili, porque no lo veían, pero por sorpresa apareció una tarde en el comedor azulito del todo como la división. Quiso presentarse el muchacho a los exámenes de junio pero como se había olvidado de pagar la matrícula, le quitaron todos los créditos. Y así, azul y sin un duro, se hizo príncipe por no hacerse rana.
Es lo que tienen las ciencias.

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