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miércoles, 1 de mayo de 2019
El hombre que confundieron con Pericles.
Se llamaba Pero pero le decían Pericles. Era de Rodas y nunca pisó Atenas. Sin embargo, unos marinos del Ática lo vieron pasear por el puerto y lo tomaron por el mentado, y así le llamaron a voces para captar su atención.
- Pericles, Pericles.
Pero Pero no se daba por aludido.
- Pericles, Pericles.
Insistieron tanto que Pero tuvo que sacarles de su error.
- Me llamo Pero. No soy el que buscáis.
Cuando quedó todo aclarado, los confundidos volvieron a sus faenas en la mar pero a Pero le dejaron el mote y ya, desde ese día, en su tierra le decían Pericles.
- No tengo la cabeza de pera - se quejaba, pero con el tiempo le cogió gusto al mote y empezó a moverse y a hablar como imaginaba que aquel lo hacía, por presumir.
Volvieron los marineros, un año más tarde, y ya no lo reconocieron como Pericles, Pero estaba muy cambiado, y no le prestaron atención ninguna.
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