Un año cumple este habitáculo. Nació como un canto, una expresión, un alarido a la vida. Fruto de un generoso deseo de comunicación. Un ansia por la permanencia del espíritu, por la inmortalidad.
Ha pretendido ser una costa donde la tempestad arroja los restos de un naufragio, pedazos de la antigüedad, palabras, pensamientos, obras de arte. Pero también amigos, recuerdos, sueños, fantasía, sexo y humor.
Es fantástico descubrir lo lejos que puede llegar una parte de uno mismo en este invento que se llama internet. Teclear unas palabras en el buscador y descubrir tus textos y tus imágenes al alcance de cualquiera.
Espero que los dioses me den la fuerza suficiente para continuar con este entusiasmo.

"Id bacantes, id bacantes, y haced
en la molicie del Tmolo dorado
una fiesta a Dioniso, sin perder
de vuestros panderos el son pesado."
Eurípides.