Se ha muerto Adolfo Usero que era un dibujante de los que no se olvidan, aunque siempre se situó en segundo término, acompañando a otros. Formó parte de esa extraordinaria galería de artistas, novedosos entonces, que ilustró nuestra imaginación allá por los setenta, y después. Para mi recuerdo queda aquel Roldán sin miedo, con guion de Víctor Mora, cuya anunciada reedición no se materializó. Tuve ocasión de charlar con él sobre ese tema en 2007, en Granada, con motivo de un salón del Humor que organizó el voluntarioso Martín Favelis y atrajo a varias figuras del mundillo del comic. Fue una conversación singular, sobre ojos azules, ni sobre el Domingo Rojo ni sobre Maese espada, sino por el detalle de que algunos andaluces tuviésemos los ojos de aquel color. Y se refería al amigo Miguel Ángel Alejo y a mi persona, que estábamos con él. Supongo que tenía la equivocada idea de que en el sur todos somos morenos, o vete a saber si era por otra cuestión, porque hay que fijarse mucho para darse cuenta del detalle. El caso es que yo aproveché, por deformación profesional, para hablarle de la migración de colonos alemanes a Andalucía en tiempos del rey Carlos III, y el caso de Sierra Morena, y que quizás tanto Alejo como yo tuviésemos sangre de alguno de aquellos, que bien podría ser fantasía mía, por no retrotraerme a los vikingos que fueron guardia de los califas de Córdoba y alguna más de esas. Y supongo que hablamos de otra película que el tiempo o la visión de la Alhambra, porque la teníamos en frente, al otro lado del Darro, borró de mi pensamiento.
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miércoles, 2 de julio de 2025
viernes, 27 de junio de 2025
El arte es de risa
Hay una considerable parte del arte moderno que provoca risa, por lo ridículo. Es un fenómeno que se viene repitiendo los últimos siglos. Pero hay un considerable número de personas que lo contemplan con seriedad, hacen sesudos estudios, escriben críticas. Es una actitud equivocada. El mensaje real es cómico y hay que reivindicarlo, hay que carcajearse. Recuerdo a unos discípulos míos de raza calé a los que en cierta ocasión puse en clase un ejemplo de flamenco, un youtube, de un ballet celebérrimo que actuaba en New York. Cuando ellos vieron aquellas evoluciones en el escenario me preguntaron que qué es lo que hacían aquellos personajes allí. Les dije que bailaban flamenco. Y ellos se empezaron a carcajear como nunca antes los había visto. Entonces uno me puso un vídeo del móvil, en el que salía su madre bailando en la cocina, de su casa, supuse, sin apenas espacio, rodeada de familiares y parientes, al compás de palmas y requiebros, despeinada, descalza y con la ropa de andar por casa, que igual era la de ir por la calle. Esto es bailar flamenco, me dijo muy serio, con esa cara de perdonavidas que te ponen los gitanillos cuando llevan la razón. Y tuve que dársela. Y por eso reivindico que lo pretendidamente culto no es sino pose, vestido del emperador que va desnudo, y merecido objeto de burla y escarnio, como merece cualquier gobernante por divino que quieran venderlo.
miércoles, 25 de junio de 2025
El mes gay
Eso del día, o ahora el mes, del gay me parece una obviedad porque el que es gay lo es todo el año, o toda la vida. Es decir, que puede estar celebrándolo siempre y cuando quiera, independientemente de si es junio o julio, agosto o septiembre, octubre-noviembre, y así hasta el infinito y más allá. Es como un no cumpleaños, en el que puedes representar el papel de sombrerero loco, liebre de marzo o Alicia. También vale de reina de corazones. Cuidado con las cabezas que también aquí han brotado moralistas.
martes, 24 de junio de 2025
Por san Juan
Lo bueno de llamarse Juan es que a uno lo felicitan el día de éste. Esto de los santos es una costumbre muy pagana, como lo de la Macarena, que conviene que se mantenga para recordarnos que en un pasado no muy lejano nuestros antepasados creían en las ocultas fuerzas de la naturaleza y ahora en la suerte o la lotería primitiva, y todavía en el comunismo libertario. Decía Lorca que un mundo sin religión podía resultar muy aburrido, y se recorría con Morla Lynch todas las procesiones de España. Yo recibo con satisfacción las frases cargadas de buenas vibraciones de un día como es este. En realidad mi santo es san Juan de la Cruz, por ser este patrón de Úbeda, pueblo originario de mi casta, pero acepto la onomástica del evangelista porque de la del otro no se acuerda nadie. Digo evangelista pero no se sabe si fue este u otro Juan el que escribió el último de los tres, que no es sinóptico ni nada sino gnóstico. El caso es que se le representaba acompañado de un águila, como al mismo Zeus, y quizás por eso he adoptado un pollo que me encontré el otro día, que estaba a expensas de ser devorado por cualquier gato hambriento. Igual no sale aguilucho sino palomo, o mirlo. Me conformo con que sea grajo, para hacer lo del chiste en noviembre. El asunto es que felicidades a todos los tocayos.
sábado, 21 de junio de 2025
Aristóteles: teatro, poetas e historiadores
Decía Aristóteles que en el teatro, para ser aceptadas por verosímiles, las cosas han de suceder conforme a unas leyes propias, no necesariamente idénticas a las del mundo real, pero sí semejantes. De este modo el poeta cuenta los hechos como deberían haber sido y el historiador como en realidad fueron. El poeta generaliza y conforma un artificio. El historiador va al dato pormenorizado y anula la leyenda.
viernes, 20 de junio de 2025
¿Eran los madrileños mamelucos?
El 2 de mayo es ese cuadro de Goya que también se llama La carga de los mamelucos. Esta segunda denominación viene motivada porque en el lienzo, que representa el combate entre los madrileños y las fuerzas de ocupación francesa, aparecen unos soldados egipcios, mercenarios, al servicio de Napoleón. El asunto de esta entrada está en el dato de que en España se llamaba mamelucos a los que eran contrarios a la alianza con el francés. Es detalle que relata Antonio Alcalá Galiano en sus memorias. Desconozco quién dio nombre al cuadro y el motivo exacto, pero bien pudiera obedecer a esta segunda acepción de la palabra, haciendo de los madrileños unos mamelucos.
jueves, 19 de junio de 2025
El rapto de las gordas de Rubens
El rapto de las hijas de Leucipo, el de Rubens, era uno de los cuadros que más me distraía cuando era niño. Venía a página completa en la enciclopedia de Arte de Salvat, una versión reducida del Summa Artis, la de Pijoán. Ya lo he contado antes. Nunca comprendí con exactitud lo que allí pasaba, porque no tenía ni idea de lo que era un rapto. Tampoco sabía que se trataba de Cástor y Pólux, los hermanos gemelos de Helena de Troya y Climtemnestra; de un tropiezo que tuvo la madre, Leda, con un cisne que no era sino Zeus. Un lío. Pero es lo de menos, porque lo que a mi me llamaba más la atención era unas señoras muy gordas, en cueros, que parecían tener un serio problema para subirse a unos caballos, caracoleando uno y con cara de tonto otro, y unos señores las ayudaban, o eso creía yo. Todos parecían muy torpes. También me chocaba que aquellos tipos estuviesen tan bronceados y ellas tan blancuzcas. Estas eran las hijas de Leucipo. Luego estaba un niño con alas que se asomaba por detrás de un caballo y me miraba. Este me daba mucha envidia porque aprovechando el jaleo se habían encaramado al animal y ya le sujetaba las riendas, por lo que yo interpretaba que en cualquier momento iba a escaparse a lomos de aquel, mientras que los otros terminaban en el suelo. Luego me imaginaba que los dos galopaban muy deprisa, como en película de vaqueros, y después de un salto muy grande, volaban ayudados por las alas del pequeño. Una gran aventura, ya te digo. Algo así pasa en la que escribí en la de La isla del gigante de bronce, pero no es lo mismo, aunque también va de laberintos.
lunes, 16 de junio de 2025
Otra de las sin sombrero, que se puso boina
Las sin sombrero, es la definición que en la actualidad se utiliza para referirse a las mujeres que pertenecieron a la Generación del 27. Pero lo cierto es que lo uno no tiene nada que ver con lo otro, es una asociación arbitraría que ha tenido éxito y ya se encuentra incluso en los libros de bachillerato. Ya comenté en una entrada anterior que la propuesta parte de una anécdota que relató Maruja Mallo en una entrevista. La pintora se refería a una travesura juvenil que protagonizaron la mentada, Federico García Lorca, Salvador Dalí y Margarita Manso. Se trató de una anecdótica e intranscendente reivindicación de la homosexualidad, sin un propósito meditado, sino casual e improvisado. No obstante, la asociación que señalo ha tenido éxito y ahora se utiliza para englobar en ella a las mujeres que a finales de la década de los 20 e inicios de los 30 tuvieron cierto protagonismo en el mundo de las artes. En realidad, ellas jamás se denominaron así, sin sombrero, ni se sintieron parte de ningún grupo. Como era de esperar, por los tiempos que corren, se han señalado virtudes feministas en todas ellas. Sin embargo, si retornamos al principio y nos detenemos en Margarita Manso, una del cuarteto original que dio pie al término, descubrimos que militó en Falange. Pero antes de llegar a ese punto interesa señalar otros datos curiosos, como que fue miembro de la conocida Orden de Toledo, o modelo para su profesor de pintura, Julio Romero de Torres, o que Federico García Lorca le dedicó su romance Muerto de Amor, incluido en el Romancero Gitano. También fue retratada por su amiga Maruja Mallo. Margarita tuvo una relación sentimental que terminó en matrimonio con el pintor Alonso Ponce de León, que se encargaba de los escenarios de La Barraca. Ponce de León estaba afiliado a Falange Española y al inicio de la Guerra Civil fue asesinado por orden de la checa de Fomento o de Bellas Artes, que así se llamaba este tribunal popular formado por libertarios, en su mayoría. Margarita huyó de España, pero en 1938 regresó y se instaló en Burgos, donde colaboró en numerosas actividades culturales con Dionisio Ridruejo, conocido falangista defensor de la obra de Antonio Machado y que acabó siendo defenestrado por el régimen. La actividad cultural de Margarita fue mermando tras su segundo matrimonio con un cebrado endocrino afín a la dictadura, Conde Gargollo. Murió con 51 años de cáncer de mama. Con ella se fueron un buen puñado de peripecias protagonizadas con sus tres compañeros sin sombrero, Lorca, Dalí y Mallo. Margarita optó por un bando, importan poco las razones con las que quieran justificarlo, pero no debe silenciarse su pasado para inventarse otro. Pero cualquiera cambia ahora la historia oficial.