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martes, 15 de julio de 2025
El Lorca más criminal
domingo, 13 de julio de 2025
De cuando los ingleses acamparon en El Escorial
No pudo Felipe II hacerse con las islas británicas enviando la Invencible y, sin embargo, el ejército inglés acampó en los alrededores de El Escorial siglos después. El suceso acaeció en noviembre de1808, cuando el pueblo español se alzaba contra el invasor francés y recibió la inestimable ayuda del rey de los hijos de la pérfida Albión. Estos, comandados por Wellington, habían vencido a Junot en Portugal. El dato lo aporta Alcalá Galiano en sus memorias, reflexionando sobre las incongruencias de la historia. Entre otras, ver cómo los enemigos se convierten en aliados según las circunstancias.
jueves, 10 de julio de 2025
Centauro de papel
Mi tío Antonio no era un hombre ilustrado, pero le gustaba leer novelas del oeste. Sabiéndolo, yo le animaba a conocer los cómics del Teniente Blueberry, pero no le convencían, porque no salían mujeres, o no como él las esperaba. En cierta ocasión, rompiendo su regla, leyó La niña de Luzmela, de Concha Espina, que no tiene nada que ver con pistoleros ni es un tebeo, sino una novela algo perturbadora, y nos anunció que le había gustado mucho. Era una edición de Austral que todavía anda por casa. Años más tarde, cuando ya había fallecido, me lo leí yo también, por ver si entre sus páginas me reencontraba con él, pero sin mucho éxito. Tal vez porque no lo leímos juntos en su momento. Sin embargo, con él tropiezo en otras páginas, de otro libro. Un día que repasábamos a una la Historia del Arte de Salvat, el tomo II, el de los griegos y romanos, porque entones había tiempo para repasar enciclopedias, la foto de un centauro despertó su atención y rugió de asombro con un exabrupto. Y a colación se remitió al relieve que adorna la fachada del Salvador de Úbeda, y mencionó una finca que llamaban del caballo, por ser lugar en el que se había criado. Tardé un rato en reponerme de la impresión que me produjo su salida. Y animado le pregunté que si existieron alguna vez aquellas criaturas y él me dijo que a lo mejor en el pasado existió algún “fenómeno” como aquel. Aquella palabra resonó como a nueva en mi cabeza y desde entonces, cuando evoco a mi tío revivo el instante en el que admiramos al fenómeno y temo que quedó atrapado en aquella imagen, él, que siempre soñó con el oeste americano, convertido ahora en un centauro.
miércoles, 9 de julio de 2025
Las cuentas no salen, o igual no hay que esperarlo
0,01 euro es el beneficio obtenido el último mes por mi última novela, vía Amazón. Por la anterior ni eso. He de confesar que en una ocasión fueron 0,2. Lo habitual es que los meses se pasen en blanco. Un día, por curiosidad, tengo que entretenerme en averiguar en qué lugar del ranking de los más leído me encuentro, pero igual no soy ni el primero de los últimos. Podría llorar y patalear, sentirme un incomprendido, refugiarme en la bebida o emular a Larra, pero ya estoy escribiendo otra, lo mio es una enfermedad, un vicio solitario. A esto no se le puede llamar trabajo porque no es negocio. Por otra parte, lo del arte por el arte y esas zarandajas también son majaderías, creamos porque es el signo del Homo Sapiens, no es ningún don, sino que forma parte de nuestro ADN. Hay que reírse de todos esos sofismas y estampas literarias que han inventado los mercaderes del templo. Lo incontestable es que nos arrastra el río de la vida, o riada, a una velocidad vertiginosa, y que, al fin y al cabo, iguala a todos en naufragios. Lo malo es que no sabemos si al final del camino encontraremos vivos a nuestros cerdos, que es lo que verdaderamente preocupaba a Ulises, léase la Odisea.
martes, 8 de julio de 2025
La chicazo
No recuerdo su nombre, pero era una chica nueva que entró en el cole cuando ya había empezado el curso. Era un primero de EGB. Como tenía el pelo corto, que no era lo habitual en una niña, la empezamos a llamar la “chicazo”. El primer día se lo dijo todo el mundo y la pobre entró en clase corriendo, agachó la cabeza y se escondió como pudo. Pero lo cierto es que antes de que terminase la semana ya nadie la llamaba así. Yo creo que como era distinta me llamó la atención y un día decidí sentarme a su lado. Entonces, para estar en clase, nos poníamos un baby blanco con cuadraditos azules. Esto del Baby viene a cuento porque tuvo su importancia. No tardamos en entablar conversación, pues era muy parlanchina, y contarnos cosas. Yo creo que fue el mismo día que la maestra me pidió el cuaderno de matemáticas y me arreó un tortazo por meter cuatro triángulos en un conjunto que tenía que ser de cinco. Fue debido a estar muy despistado. La chicazo me había enseñado un lunar muy grande que escondía en un brazo, remangándose el baby y ocultándolo muy deprisa, que fue visto y no visto, mientras se echaba a reír, por hacerme partícipe de un secreto tan grande; y yo también me carcajeé, sin comprender muy bien por qué, supongo que para no quedar mal. Fue una sensación entre terrorífica y misteriosa. No mucho después la chicazo dejó de venir a clase, se fue como vino. Pero no he podido olvidarla.
Monumentos y Memoria
Los monumentos a la Memoria Histórica poseen cierto sabor a aprobado general. Una serie de nombres se suceden al amparo de una lápida que los reconoce como los que dieron la vida por defender la libertad y la democracia. Poco importa el modo, si fue de forma pacífica o violenta, si obraron conforme a la ley o cometieron delitos de guerra, si fueron conscientes de sus actos o llevados por las circunstancias. En esta beatificación masiva no hay distingo entre los que lucharon por el comunismo libertario, el estalinismo, el independentismo o el republicanismo liberal, (masonería). A la conclusión que conduce su lectura es que todas aquellas personas pelearon por lo mismo, que iban a una. No existía conflicto, por tanto y por ejemplo, en el asunto de la propiedad, si era más adecuada la privada o la estatal, o más conveniente que no existiese. Descansan, en fin, en un limbo idealizado donde no hay espacio para revoluciones ni revolucionarios. Simplemente fueron los buenos.
domingo, 6 de julio de 2025
El arte del camuflaje
Mi padre siempre supo adaptarse a las circunstancias, las veces que acudía a casa alguna que otra visita no necesariamente inesperada, pero sí de gente que nos tocaba de lejos. Así, por ejemplo, si acudía alguien fachurro y mi padre tenía a mano El País, que era el que compraba habitualmente, salía, sin venir a cuento, con aquello de que siempre compraba el Alcázar pero que si no lo tenían en el quiosco terminaba haciéndose con el Ya, el ABC y, cuando no le quedaba más remedio, recalcaba, con el que casualmente estaba allí delante; y de este modo, con esa expresión de mentiroso que ponía, salía librado del lance. O como en aquella otra en la que vino a casa uno del PCE y mi padre montó un escudo con una hoz de mi abuelo y un martillo de bola, y se lo llevó hasta el dormitorio como para enseñarle la casa, donde el Cristo había desaparecido misteriosamente. Pero la mejor fue aquella en la que estaba viendo a la Cantudo en pelota sobre un caballo blanco, que salía en el Interviú, que lo sé porque yo estaba parapetado tras sus hombros, memorizando aquella imagen, y mi madre le llamó la atención; y en un hábil gesto cambió de página como un mago y se la enseñó para acallar sospechas, que resultó ser un artículo del Umbral. Ahora se hace lo mismo, pero minimizando la pantalla. Si lo sabré yo, que además escribo.
miércoles, 2 de julio de 2025
Adolfo Usero, recuerdos celestes
Se ha muerto Adolfo Usero que era un dibujante de los que no se olvidan, aunque siempre se situó en segundo término, acompañando a otros. Formó parte de esa extraordinaria galería de artistas, novedosos entonces, que ilustró nuestra imaginación allá por los setenta, y después. Para mi recuerdo queda aquel Roldán sin miedo, con guion de Víctor Mora, cuya anunciada reedición no se materializó. Tuve ocasión de charlar con él sobre ese tema en 2007, en Granada, con motivo de un salón del Humor que organizó el voluntarioso Martín Favelis y atrajo a varias figuras del mundillo del comic. Fue una conversación singular, sobre ojos azules, ni sobre el Domingo Rojo ni sobre Maese espada, sino por el detalle de que algunos andaluces tuviésemos los ojos de aquel color. Y se refería al amigo Miguel Ángel Alejo y a mi persona, que estábamos con él. Supongo que tenía la equivocada idea de que en el sur todos somos morenos, o vete a saber si era por otra cuestión, porque hay que fijarse mucho para darse cuenta del detalle. El caso es que yo aproveché, por deformación profesional, para hablarle de la migración de colonos alemanes a Andalucía en tiempos del rey Carlos III, y el caso de Sierra Morena, y que quizás tanto Alejo como yo tuviésemos sangre de alguno de aquellos, que bien podría ser fantasía mía, por no retrotraerme a los vikingos que fueron guardia de los califas de Córdoba y alguna más de esas. Y supongo que hablamos de otra película que el tiempo o la visión de la Alhambra, porque la teníamos en frente, al otro lado del Darro, borró de mi pensamiento.
viernes, 27 de junio de 2025
El arte es de risa
Hay una considerable parte del arte moderno que provoca risa, por lo ridículo. Es un fenómeno que se viene repitiendo los últimos siglos. Pero hay un considerable número de personas que lo contemplan con seriedad, hacen sesudos estudios, escriben críticas. Es una actitud equivocada. El mensaje real es cómico y hay que reivindicarlo, hay que carcajearse. Recuerdo a unos discípulos míos de raza calé a los que en cierta ocasión puse en clase un ejemplo de flamenco, un youtube, de un ballet celebérrimo que actuaba en New York. Cuando ellos vieron aquellas evoluciones en el escenario me preguntaron que qué es lo que hacían aquellos personajes allí. Les dije que bailaban flamenco. Y ellos se empezaron a carcajear como nunca antes los había visto. Entonces uno me puso un vídeo del móvil, en el que salía su madre bailando en la cocina, de su casa, supuse, sin apenas espacio, rodeada de familiares y parientes, al compás de palmas y requiebros, despeinada, descalza y con la ropa de andar por casa, que igual era la de ir por la calle. Esto es bailar flamenco, me dijo muy serio, con esa cara de perdonavidas que te ponen los gitanillos cuando llevan la razón. Y tuve que dársela. Y por eso reivindico que lo pretendidamente culto no es sino pose, vestido del emperador que va desnudo, y merecido objeto de burla y escarnio, como merece cualquier gobernante por divino que quieran venderlo.
miércoles, 25 de junio de 2025
El mes gay
Eso del día, o ahora el mes, del gay me parece una obviedad porque el que es gay lo es todo el año, o toda la vida. Es decir, que puede estar celebrándolo siempre y cuando quiera, independientemente de si es junio o julio, agosto o septiembre, octubre-noviembre, y así hasta el infinito y más allá. Es como un no cumpleaños, en el que puedes representar el papel de sombrerero loco, liebre de marzo o Alicia. También vale de reina de corazones. Cuidado con las cabezas que también aquí han brotado moralistas.
martes, 24 de junio de 2025
Por san Juan
Lo bueno de llamarse Juan es que a uno lo felicitan el día de éste. Esto de los santos es una costumbre muy pagana, como lo de la Macarena, que conviene que se mantenga para recordarnos que en un pasado no muy lejano nuestros antepasados creían en las ocultas fuerzas de la naturaleza y ahora en la suerte o la lotería primitiva, y todavía en el comunismo libertario. Decía Lorca que un mundo sin religión podía resultar muy aburrido, y se recorría con Morla Lynch todas las procesiones de España. Yo recibo con satisfacción las frases cargadas de buenas vibraciones de un día como es este. En realidad mi santo es san Juan de la Cruz, por ser este patrón de Úbeda, pueblo originario de mi casta, pero acepto la onomástica del evangelista porque de la del otro no se acuerda nadie. Digo evangelista pero no se sabe si fue este u otro Juan el que escribió el último de los tres, que no es sinóptico ni nada sino gnóstico. El caso es que se le representaba acompañado de un águila, como al mismo Zeus, y quizás por eso he adoptado un pollo que me encontré el otro día, que estaba a expensas de ser devorado por cualquier gato hambriento. Igual no sale aguilucho sino palomo, o mirlo. Me conformo con que sea grajo, para hacer lo del chiste en noviembre. El asunto es que felicidades a todos los tocayos.
sábado, 21 de junio de 2025
Aristóteles: teatro, poetas e historiadores
Decía Aristóteles que en el teatro, para ser aceptadas por verosímiles, las cosas han de suceder conforme a unas leyes propias, no necesariamente idénticas a las del mundo real, pero sí semejantes. De este modo el poeta cuenta los hechos como deberían haber sido y el historiador como en realidad fueron. El poeta generaliza y conforma un artificio. El historiador va al dato pormenorizado y anula la leyenda.
viernes, 20 de junio de 2025
¿Eran los madrileños mamelucos?
El 2 de mayo es ese cuadro de Goya que también se llama La carga de los mamelucos. Esta segunda denominación viene motivada porque en el lienzo, que representa el combate entre los madrileños y las fuerzas de ocupación francesa, aparecen unos soldados egipcios, mercenarios, al servicio de Napoleón. El asunto de esta entrada está en el dato de que en España se llamaba mamelucos a los que eran contrarios a la alianza con el francés. Es detalle que relata Antonio Alcalá Galiano en sus memorias. Desconozco quién dio nombre al cuadro y el motivo exacto, pero bien pudiera obedecer a esta segunda acepción de la palabra, haciendo de los madrileños unos mamelucos.
jueves, 19 de junio de 2025
El rapto de las gordas de Rubens
El rapto de las hijas de Leucipo, el de Rubens, era uno de los cuadros que más me distraía cuando era niño. Venía a página completa en la enciclopedia de Arte de Salvat, una versión reducida del Summa Artis, la de Pijoán. Ya lo he contado antes. Nunca comprendí con exactitud lo que allí pasaba, porque no tenía ni idea de lo que era un rapto. Tampoco sabía que se trataba de Cástor y Pólux, los hermanos gemelos de Helena de Troya y Climtemnestra; de un tropiezo que tuvo la madre, Leda, con un cisne que no era sino Zeus. Un lío. Pero es lo de menos, porque lo que a mi me llamaba más la atención era unas señoras muy gordas, en cueros, que parecían tener un serio problema para subirse a unos caballos, caracoleando uno y con cara de tonto otro, y unos señores las ayudaban, o eso creía yo. Todos parecían muy torpes. También me chocaba que aquellos tipos estuviesen tan bronceados y ellas tan blancuzcas. Estas eran las hijas de Leucipo. Luego estaba un niño con alas que se asomaba por detrás de un caballo y me miraba. Este me daba mucha envidia porque aprovechando el jaleo se habían encaramado al animal y ya le sujetaba las riendas, por lo que yo interpretaba que en cualquier momento iba a escaparse a lomos de aquel, mientras que los otros terminaban en el suelo. Luego me imaginaba que los dos galopaban muy deprisa, como en película de vaqueros, y después de un salto muy grande, volaban ayudados por las alas del pequeño. Una gran aventura, ya te digo. Algo así pasa en la que escribí en la de La isla del gigante de bronce, pero no es lo mismo, aunque también va de laberintos.
lunes, 16 de junio de 2025
Otra de las sin sombrero, que se puso boina
Las sin sombrero, es la definición que en la actualidad se utiliza para referirse a las mujeres que pertenecieron a la Generación del 27. Pero lo cierto es que lo uno no tiene nada que ver con lo otro, es una asociación arbitraría que ha tenido éxito y ya se encuentra incluso en los libros de bachillerato. Ya comenté en una entrada anterior que la propuesta parte de una anécdota que relató Maruja Mallo en una entrevista. La pintora se refería a una travesura juvenil que protagonizaron la mentada, Federico García Lorca, Salvador Dalí y Margarita Manso. Se trató de una anecdótica e intranscendente reivindicación de la homosexualidad, sin un propósito meditado, sino casual e improvisado. No obstante, la asociación que señalo ha tenido éxito y ahora se utiliza para englobar en ella a las mujeres que a finales de la década de los 20 e inicios de los 30 tuvieron cierto protagonismo en el mundo de las artes. En realidad, ellas jamás se denominaron así, sin sombrero, ni se sintieron parte de ningún grupo. Como era de esperar, por los tiempos que corren, se han señalado virtudes feministas en todas ellas. Sin embargo, si retornamos al principio y nos detenemos en Margarita Manso, una del cuarteto original que dio pie al término, descubrimos que militó en Falange. Pero antes de llegar a ese punto interesa señalar otros datos curiosos, como que fue miembro de la conocida Orden de Toledo, o modelo para su profesor de pintura, Julio Romero de Torres, o que Federico García Lorca le dedicó su romance Muerto de Amor, incluido en el Romancero Gitano. También fue retratada por su amiga Maruja Mallo. Margarita tuvo una relación sentimental que terminó en matrimonio con el pintor Alonso Ponce de León, que se encargaba de los escenarios de La Barraca. Ponce de León estaba afiliado a Falange Española y al inicio de la Guerra Civil fue asesinado por orden de la checa de Fomento o de Bellas Artes, que así se llamaba este tribunal popular formado por libertarios, en su mayoría. Margarita huyó de España, pero en 1938 regresó y se instaló en Burgos, donde colaboró en numerosas actividades culturales con Dionisio Ridruejo, conocido falangista defensor de la obra de Antonio Machado y que acabó siendo defenestrado por el régimen. La actividad cultural de Margarita fue mermando tras su segundo matrimonio con un cebrado endocrino afín a la dictadura, Conde Gargollo. Murió con 51 años de cáncer de mama. Con ella se fueron un buen puñado de peripecias protagonizadas con sus tres compañeros sin sombrero, Lorca, Dalí y Mallo. Margarita optó por un bando, importan poco las razones con las que quieran justificarlo, pero no debe silenciarse su pasado para inventarse otro. Pero cualquiera cambia ahora la historia oficial.
domingo, 15 de junio de 2025
Las sin sombrero, cosas del tercer sexo
De un tiempo a esta parte no es raro encontrarse la referencia a las sin sombrero, queriendo señalar con esta expresión a aquellas mujeres que pertenecieron a la generación del 27. Pero poca gente sabe que detrás de tal definición estaban Lorca, Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo. Fue esta última la que contó la anécdota en una entrevista ya legendaria que se le hizo en TVE a inicios de los 80, (Maruja Mallo a fondo, está en YouTube), y dio origen al termino, sospecho. Tuvieron la ocurrencia los cuatro mentados de atravesar la Puerta del Sol desprovistos de sombrero y el resultado fue una lapidación por el atrevimiento, pues tal acto era una manifestación pública de homosexualidad, del tercer sexo que dijo Mallo. Para evitar las piedras y los insultos que volaban por doquier tuvieron que refugiarse en el metro.
miércoles, 11 de junio de 2025
Lo que queda del recuerdo pompeyano
Un día que visité Pompeya me vine con el recuerdo distorsionado, que es lo que sucede en todos los viajes, que vas con unas expectativas y te traes lo que menos esperabas. Es una pena, pero así es la vida, no siempre impresiona y queda en la nitidez del recuerdo lo que a uno le gustaría. En lugar de los frescos y los mosaicos, los elevados pasos de cebra y las arcadas, las termas o las domus, me traje la estampa de una inglesa muy amargada, que era la de la agencia, el guía que decía ser profesor y se cabreaba si no le atendías, unas catalanas que hacían chistes de todo, pero en castellano, un chileno que hablaba del dinero que ganan los abogados, y quería comprarse un camafeo con el rostro de Augusto, un norteamericano de Harlem muy sonriente con un ventilador de mano, una señora mayor que copiaba cupidos de una pared y conocía al guía, un perro sin dueño que no paraba de seguirnos, unos tipos que me dirigían a un autobús que no era el mío, y otros que me vendían guías de Pompeya, Nápoles o su museo. Y mil detalles de estos o semejantes que son los que cubrieron como las cenizas la ciudad y llenaron la mochila que me traje de vuelta.
martes, 10 de junio de 2025
El tamtam de Apachete
Apachete era un muñeco algo articulado que tenía por gracia tocar un tambor. Era una figura cilíndrica con cara de indio, (apache se supone), adornada con pinturas de guerra. Llevaba incorporado a la altura de las rodillas un pequeño tambor que simulaba golpear con ambas manos, sin mucho entusiasmo. Iba a pilas y al tiempo que hacía el ruido del tamtam sonaban unos cánticos guerreros provenientes de su estómago. Era uno de aquellos juguetes que no servían absolutamente para nada, salvo para verlo en acción los cinco primeros minutos. Luego era condenado a ser olvidado en una estantería. Un día que con mis padres acudimos de visita a casa de unos parientes lejanos, descubrí que tenían un Apachete sobre la mesita en la que descansaba el teléfono fijo, de aquellos con cola de los de antes. Mientras mis familiares hablaban de sus cosas, yo dediqué la tarde a la concienzuda tarea de comprobar el funcionamiento de Apachete. Fuese porque le di mucho que hacer o que las pilas estaban secas, el caso es que aquel piel roja dio su último concierto, para mi disgusto. Tentado estuve de sustraerlo de aquella prisión y llevármelo a la casa. No sería la primera vez que robaba un juguete en casa de un primo, como también lo hacía en la de los vecinos. Pero Apachete no cabía en mi bolsillo y no podría justificarme con lo de que me lo había dejado allí dentro olvidado, mi excusa favorita, que mi madre ya conocía. Que por cierto, tenía la fea costumbre de devolver lo que me llevaba. A muy pesar mío Apachete se quedó en su balda, expuesto a los timbrazos del teléfono. Me consolé pensando que tal vez le pondrían pilas, para otro día que volviese. El caso es que no regresé a aquella casa, no recuerdo quien vivía en ella, y si lo hago es por el Apachete. Vete a saber qué primos fueron aquellos, si le darían o no otra oportunidad de cantar al manitu o lo condenaron al silencio definitivo.
domingo, 8 de junio de 2025
El rey persa marcha al combate
Cuando el rey persa decidía ponerse en marcha al amanecer, el ejército era encabezado por los magos que transportaban sobre un altar el fuego sagrado y eterno. Jóvenes vestidos de púrpura les seguían, tantos como los días del año. A continuación, un carro tirado por enérgicos caballos negros y conducido por aurigas vestidos de blanco transportaba una imagen de Ormuz, el dios del cielo. Un rocín albo que representaba al sol venía tras ellos. Doce caballeros de doce pueblos distintos, diversos en su forma de vestir y armas, custodiaban el tesoro sagrado. A estos les seguían los “inmortales”, 10. 000 valerosos guerreros, vestidos de hierro y oro. Pocos pasos después acudían los nobles, familiares del rey, lujosamente vestidos. Tras ellos los “doríforos”, encargados de sostener la cola del manto del monarca. Precedían a este último, sentado en su trono, que estaba instalado sobre un carro adornado de oro, plata y piedras preciosas. A ambos lados se elevaban dos estatuas de oro, representación de los fundadores del imperio: Nino y Belo. 10. 000 lanceros custodiaban al rey. No muy atrás acudían la madre, mujeres e hijos del rey, montados en carros no menos ricos que los de aquel. Les seguían 365 concubinas, cientos de eunucos e institutrices, personal de servicios, criados y trabajadores. Tras ellos podía contemplarse el tesoro real, sobre 600 mulos y 300 camellos, defendido por docenas de arqueros. Y cerraban el cortejo miles de guerreros provenientes de todos los lugares del imperio, obedientes a los pactos y amenazas que los sujetaban a cumplir con la obligación de entrar en combate en defensa del tirano que los sometía.
Por la marcha de tanta y diversa gente, la tierra en derredor temblaba.
jueves, 5 de junio de 2025
La isla del Gigante de bronce a la vista
Comiqueros y otros fanzines
En los años de los fanzines y revistillas alternativas, hablemos de finales de los ochenta, muchos eran los que se embarcaban en esta aventura. Entre todos ellos hubo gente con más o menos fortuna, acierto y desenvoltura, pero también sujetos singulares que parecían surgidos de otro planeta. Recuerdo el caso de aquel colega que apareció un día por el taller del comic de la casa de la juventud de Córdoba, que era un espacio que el Ayuntamiento habilitó a los comiqueros de la localidad y nos permitió a muchos hacer nuestros pinitos y considerarnos personajes de importancia. Ya no recuerdo su nombre, pero sí que nos lo presentó otro de los que eran habituales allí, que lo había conocido por un anuncio en la prensa local. Era un joven que trabajaba en el matadero, sencillo y con grandes ambiciones. Este fichaje tenía en mente un gran proyecto que podía venderse muy bien, según su criterio, porque decía que él había vendido muchas papeletas de lotería por los domicilios y sabía lo que interesaba a la gente. El caso es que para ponerlo en práctica buscaba dibujantes, pues solo contaba con una amiga, que era la que le acompañaba aquel día. En principio aquello no sonaba nada mal, el problema surgió cuando al plantearnos el modo de trabajo nos señaló que con papel de calca se podrían hacer muchas copias de cada página. Tal declaración nos dejó a cuadros, quizás debería decir viñetas. Llegamos a la conclusión de que aquel empresario no conocía el invento de la imprenta, sino el trabajo manual en serie. Su novedoso negocio consistía en reproducir tebeos de Wald Disney con el sistema que queda dicho. Intentamos abrirle los ojos, hablarle del milagro de la reprografía y de los derechos de autor, pero sin éxito. Por más que intentamos explicarle cómo era la industria del comic, él se negaba a bajarse del burro. Hasta el punto de que se terminó mosqueando con nosotros, y su amiga también, que tenía fe ciega en él, y se largaron. No volvimos a verlos. El caso es que con el paso de los años recurro a aquel recuerdo y, mirándolo con perspectiva, pienso que, en el fondo, también nosotros teníamos la cabeza llena de pájaros.
martes, 3 de junio de 2025
Las noches del Buen Retiro
Es don Pío autor de numerosas novelas sabrosas, singulares y folletinescas. En todas se descubre un fino sentido del humor. No entiendo la causa de que en el bachillerato se haga leer El árbol de la ciencia si no es con intención de convertir al autor en un amargado de la vida. Alguno de los del veintisiete, de los que ganaron la guerra, debía de tenerle tirria cuando lo impuso en los planes de estudio bajo la sombra de ese drama. Desde aquello la cosa no ha cambiado nada. Va siendo hora de reconsiderarlo. Creo que tiene títulos más interesantes para la gente joven. Las noches del Buen Retiro, por ejemplo, es uno muy entretenido. Hay una galería de personajes nada despreciable, que dan por separado para varias novelas más. Situaciones pintorescas, muy decimonónicas, que no desvían el interés sino que lo acrecientan. Romántica, con su tragedia a lo Larra. Es una novela que, en fin, rompe un poco con su imagen acartonada y lo convierte en un tipo que volaba alto, o que miraba lejos. Pero que tiene muchas más en esa línea. Por eso lo cuento y hasta aquí te traigo.
lunes, 2 de junio de 2025
Demo, demo, cracia
"Lo llaman democracia y no lo es" cantaban los podemitas hace más de una década. He de confesar que yo también lo tarareé con cierta malicia. Imagino que ahora se les acusaría de fascistas o algo por el estilo. Después de mucho jaleo, nuevos partidos y caras, el panorama no ha cambiado gran cosa desde entonces, para qué vamos a engañarnos. Saturno devora a sus hijos. Ya estamos muy vacunados de tanta corrupción. Existe cierto regodeo en lo de que roben los nuestros, sin tapujos, basta con negarlo. Es un notable ejercicio de resignación ver a los incondicionales defender los privilegios de los suyos, porque imaginan que va a tocarles algo en el reparto, supongo, aunque a veces creo que el problema es más profundo, un regusto en hundirse con el Titanic. Dicen que las bicicletas son para el verano. Imagino que algunos pretenderán pedalear hasta octubre, o hasta la extra de navidad. La cuestión es seguir en marcha, que esto no pare nunca.
domingo, 1 de junio de 2025
Junio huele a vacaciones
Ya pisamos junio que es un mes esperanzador, porque huele a vacaciones. Eso es lo que decía un amigo mío cuando empezaba el mes para cabreo de su jefe que, sin dudarlo, le buscaba más trabajo. Pero ni por esas. Aquel no se achantaba y lo repetía varias veces a lo largo de la mañana. Luego resultaba que junio era más largo de lo que aparentaba y se le olvidaba la broma, pero no a su jefe. Es verdad que junio tiene algo de apagón, intermitente, no llega a ser el de agosto, pero intención y calor no le faltan. La realidad es que queda mucho todavía para la desconexión total. El primer junio de mi vida lo pillé muy tarde, porque me esperé hasta el 26 para conocerlo. En el fondo soy más de julio, que es cuando empezaron a pasarme cosas, que no recuerdo del todo, pero sí algunos flashes. No sé por qué defecto de fábrica se grabaron en mi cabeza sucesos tan tempranos. Siempre he sospechado que está relacionado con su tamaño, el de la cabeza, me refiero. Dice el refrán que el sayo puede hacerte falta todavía, ojalá sea así. Ahora no conviene descuidarse, el aire acondicionado te demuestra lo fácil que es pillar un buen resfriado.
sábado, 31 de mayo de 2025
La divina del libro
La estatua de Pío Baroja, don Pío, esa del gabán, la bufanda y la boina, la que está donde acaba la Cuesta Moyano y empieza El Retiro, con estas calores de mayo, le quita a uno las ganas de irse de libros. Su presencia es una invitación a infierno, algo tiene que ver el que luego venga la del ángel caído. Tiene esta ruta que abre el vasco visos de Divina Comedia, habrás deducido. No te sale al paso Virgilio sino don Pío, tú tampoco eres Dante. Es un largo peregrinaje entre gentes diversas, que están cumpliendo con su purgatorio sin saberlo, aunque se quejan del calor y enseñan los brazos colorados. Los hombros no dejan ver los libros, huele a sobacos y te dan codazos. Buscas el lado de la sombra y dejas para otra hora u otro día el de la solana. Donde firman los famosos la temperatura es aun más alta, como fragua de Vulcano. Allí descubres que sudan como cualquiera, te arrugan la primera pagina y escriben como los médicos. Las colas son largas. Hay quien aguarda su turno con devoción, porque admira al autor o autora, viene de lejos, prepara un regalo, cumple una promesa o se suma a lo que hace el resto de la gente, por si regalan algo o se sale en la tele. Luego que te decides por algo, cargas con todo, en unas bolsas ecológicas que se rompen con facilidad, y te pierdes en el metro descubriendo lo que puede llegar a pesar el papel tintado, y preguntándote si realmente te llevas lo que buscabas o te quedará presupuesto para acabar el mes que empieza. Dicen que este suplicio es la fiesta de la cultura, aunque de lo que se trata es de vender mucho, que tú lo compres.
viernes, 30 de mayo de 2025
Sonidos en la noche
Lo singular de la noche es que te permite escuchar sonidos que de día serían inimaginables. Es, cuando la calle queda vacía y no circulan los vehículos, el momento en el que empiezas a oír los lamentos de los muebles de madera, los crujidos de las paredes, el zumbido de los electrodomésticos e incluso el paso de las crujientes cucarachas. Por supuesto que también percibes con nitidez el ruido de los muelles de la cama del vecino, que te aporta información suficiente para determinar si duerme como un bendito, no encuentra la postura o se ejercita en varias. Es en este punto cuando más conviene marcharse a ver la tele y confiar que se canse pronto, que mañana hay que madrugar.
Las tertulias literarias y sus cucarachas
Las tertulias literarias del XIX y principios del XX, eso si eran reuniones de artistas. La bohemia, esa pobreza con letras o en verso, el hambre que se apagaba con alcohol y papel masticado era, en suma, el abono perfecto para la creación. En la miseria de aquellos lugares se arremolinaban una gran diversidad de insectos: piojos, pulgas, moscas y cucarachas. Se repartían entre los concurrentes como el Espíritu Santo a los apóstoles. Hablaba un Valle Inclán, por ejemplo, y entre sus greñas asomaba una corredora las antenillas, y tomaba nota. De ahí que las cucarachas del antiguo Madrid fuesen las más cultas. Su vestimenta de frac las hacía respetables, como si se tratase de catedráticos el día de alguna efeméride académica. El problema residía en que nadie se detenía a escucharlas, si acudían al retrete o se presentaban entre las viandas, sin avisar, sino que las silenciaban de un pisotón y las echaban a patadas. Un mundo cruel este para bichos tan elegantes. Ya no acuden a las tertulias porque se fueron los miserables y los libros se venden porque los escribe gente bien.
Las tripas cantarinas
Mi abuela Visitación tenía algo de nórdica, por el color azul de sus ojos, la piel blanca y el tono rojizo de su cabello, que bien podía ser un tinte, pero esos detalles se escapa a un niño pequeño como fui una vez. Creo que le hubiesen sentado bien unas trenzas hasta el busto. Mi abuela solía vestirse para andar por casa con un babi a cuadritos, siempre de colores oscuros. Yo creo que entonces era el uniforme de todas las abuelas. Por debajo asomaban unas piernas que recuerdo hinchadas, de las cuales una iba a remolque de la otra, especialmente cuando subía y bajaba escalones. A mi abuela le sonaban las tripas, como gorgoritos, y, algunas noches, a la luz de la luna, nos sentábamos junto a la ventana de la cámara para escucharlas. Aquello era contagioso, porque las mías no tardaban en protestar también. Después, cuando misteriosamente callaban, espiábamos a las salamanquesas que se tostaban junto a los faroles o a las polillas que se estrellaban contra sus cristales. Sin darte cuenta abrías los ojos y era otra vez de día. Todo pasó a formar parte de los sueños.
miércoles, 28 de mayo de 2025
Misterioso Tristán Bantam
Todo lector que se precie tendrá un libro o un cómic favorito. Pero también cuenta en su haber con alguna lectura que le transmite una extraña sensación entre lo misterioso y lo inquietante, lo incomprensible e irracional. Es un sentimiento confuso entre lo atrayente y la desazón. Produce una experiencia inusual, surrealista más bien, puesto que parece pertenecer al mundo de los sueños, o las pesadillas. Supongo que habrá quien denomine a esto mágico. Os aseguro que también puede ser terrorífico. En mi vida existe un comic que me transmite un singular desasosiego desde que lo leí por primera vez, y tal sensación persiste por más que lo repaso e intento averiguar el por qué, la causa de ese enigma. Es un comic de Hugo Pratt y protagonizado por su inconfundible Corto Maltes, aunque no sea el verdadero protagonista sino el joven Tristán Bantam. La historieta El secreto de Tristán Bantam se incluyó en un tomo recopilatorio titulado Bajo el signo de Capricornio. Yo tengo la edición de Nueva Frontera, la de la Biblioteca Totem, banco y negro, (creo que es un dato importante). La aventura se desarrolla en Brasil, lugar que evoca religiones y creencias ancestrales. Siempre que me enfrento a su misterio, que quizás no exista más que en mi imaginación, me siento atrapado en una extraña espiral, una escalera que desciende a un infinito muy negro, cuyos escalones son cada una de las viñetas que voy leyendo, pero creo pisar. Siempre que repaso sus páginas ando buscando algo que se me escapa. Como si limpiando la superficie de un espejo descubriese al otro lado una clave definitiva. Este presentimiento no lo experimento con casi ninguna de las otras obras del mismo autor. Bueno, hay una pequeña excepción, pero la sensación se reduce al visionado de algunas viñetas muy concretas. Es como si ahí también hubiese una grieta que me permitiese acceder a lo desconocido. En fin, ya digo que es una cuestión personal, no necesariamente común a más personas. Hay cientos de lectores que pasarán por alto mis apreciaciones. Sin embargo, sospecho que hay algo misterioso oculto en cada una de esas misteriosas líneas que forman figuras.
sábado, 24 de mayo de 2025
Heil Palestina
No hace mucho que al disidente de izquierdas, cuando abría la boca, lo tachaban de fascista los suyos y este se retiraba con el rabo entre las piernas, condenado al ostracismo. Benjamín Netan, que no tiene un pelo de tonto, ha hecho suya la estrategia. Lo del fascismo ha resultado ser un búmeran muy práctico. Mientras todos ponen la vista en Gaza, ahí al lado, en Marruecos, los ejércitos norteamericano, israelí y marroquí hacen maniobras militares conjuntas en el desierto. Cuenta la leyenda de la pérdida de España que los judíos abrieron las puertas de las ciudades a las huestes de Tarik y Muza. Y es que ni los fachas conocen ya la historia de su país. Igual les da por cerrar universidades también.
martes, 20 de mayo de 2025
Jugando con los demonios
En ocasiones me gusta incordiar a los demonios que llevo dentro. Es en el instante en el que la vigilia conduce al sueño cuando los saco de su letargo. Se trata de presentarles un juego y conseguir que participen. El reto es simple, consiste en enunciar palabras sin orden ni concierto, hasta que se convierte en algo mecánico, como respirar. Llega un momento en el que empiezas a escuchar términos que surgen de lo más profundo de tu cabeza, primero pequeños susurros, después voces sonoras. Percibes de este modo que se han sumado al encadenamiento. Todo va bien hasta que escuchas una palabra pronunciada con muy mala leche. Es en este instante en el que procuro recuperar el sentido o cambiar de postura, para alejarlos, porque parecen cabreados o cansados de la distracción, quizás porque los he apartado de alguna maldad que estaban preparando o simplemente porque les he robado el sueño eterno en el que aparentemente yacen. El caso es que puedo asegurar que anidan ahí dentro, y temo que el que grite más fuerte me robe este cuerpo. Yo también juego con fuego.
domingo, 18 de mayo de 2025
La República la trajo el rey
La proclamación de la II República fue resultado del parecer de Alfonso XIII, hay que señalarlo. Fue el rey el que con su decisión de abandonar la jefatura del Estado permitió el cambio pacífico de régimen, (del mismo modo que decidió una década antes que España se convirtiese en una dictadura). El resultado del plebiscito para los municipios, que dio la victoria a las candidatura republicano-socialista en algunas capitales y ciudades importantes, no era razón suficiente que justificase la caída de la Monarquía, puesto que en esta consulta aquella tenía el respaldo del mayor porcentaje de electores. Siempre se podrá argüir que el voto rural fue manipulado por los caciques, pero el resultado era favorable a los partidarios del rey. Alfonso XIII podía haber continuado desempeñando sus funciones conforme a la ley, dentro del marco del viejo sistema de la Restauración. Sin embargo, tras una lectura apresurada del recuento de votos y aconsejado por el líder de los liberales progresistas y mayor terrateniente de España, Álvaro de Figueroa y Torres (conde de Romanones), - u obedeciendo a uno de esos prontos que caracterizaban su personalidad - optó por liquidar el sistema que diseño Cánovas del Castillo, e inauguró su padre Alfonso XII. Fue precisamente Romanones el elegido por Alfonso XIII para llevar a cabo las gestiones pertinentes, el que se entrevistó con Alcalá Zamora para pactar el paso de poder al Gobierno Provisional, e improvisado. Es por todo ello necesario afirmar que no fue la explosión popular en las calles sino la determinación del rey la que trajo la República. Hilando fino, podríamos rematar diciendo que la República fue una cagada de la Monarquía.
viernes, 16 de mayo de 2025
En contra de las dedicatorias
Me llamarán raro o caprichoso, pero soy de los que evitan la dedicatoria en un libro. Incluso más de una vez he rechazado uno de ocasión que traía una escrita: "de fulanito a menganito, que te guste mucho", o cosas por el estilo. A mi me gusta el libro impoluto, como recién salido de imprenta. Soy de los que se lavan las manos antes de tomar uno entre ellas. La dedicatoria roba protagonismo al texto, te atrapa en una red anodina que te impide avanzar en la lectura, porque te retrotrae constantemente al momento en que te la hicieron, y se te antoja autógrafo en una servilleta de papel o en la palma de la mano, te distrae; ni te cuento si reparas en la frase cada vez que lo abres, una vulgaridad repetida cientos de veces de una persona que no te conoce de nada. Además, casi siempre el nombre no se entiende, o te lo cambian, y ahí queda eso. Recuerdo esa en la que tuve que buscarme un amigo que se llamaba como ponía en la dedicatoria, para librarme definitivamente de aquella rémora. El tío, que desconocía la verdadera razón, me dio las gracias encarecidamente. He de confesar que he arrancado la hoja que me molestaba siempre que no he tenido otra alternativa. Yo creo en fin, que un libro es un santuario, condenado a desintegrarse en el tiempo, pero no a convertirse en un muro de pintadas.
miércoles, 14 de mayo de 2025
El paquete
¿Quién no ha recibido el mensaje del paquete que tiene a su disposición? Sí, ese en el que se ve la foto del tráiler en el que se supone que viaja. Es un clásico. He de confesar que han sido muchas las veces que he estado tentado de pinchar en el enlace para ver qué es lo que había pedido. ¿Y si fuese un libro? La prudencia, sin embargo, me ha librado hasta la fecha del fraude. Pero, con lo insistentes que son, llegará el día en que pique. Todo esto me trae a la memoria lo del virus aquel que viajaba por las redes dentro de un email, disfrazado de enanito. La curiosidad invitaba a saber del” pedazo” del que presumía. Hubo incluso una etapa en que lo enviaban en inglés, supongo que para darle más morbo al asunto. No sé que habrá sido de aquel personaje, imagino que habrá regresado a su casita en el bosque, a trabajar en la mina o a esperar inútilmente a una Blancanieves. Lo que está claro es que hay paquetes peligrosos. Ojo con manipularlos.
martes, 13 de mayo de 2025
Mentiroso
Cuando era niño era un gran trolero, mentiroso, no disfracemos la realidad. La imaginación me podía e inventaba vidas paralelas, por lo que muchas veces no distinguía la realidad de la fantasía. Creo que todavía me pasa. En una de aquellas me destaparon y acabó la farsa. En el bus que me llevaba al cole todas las mañanas había dos sujetos de mi edad, seis siete años, que se sentaban juntos e intercambiaban tebeos de los de Wald Disney, de aquellos de la editorial Cucaña, que eran redibujados tomando como base las tiras de prensa norteamericana. Los tíos tenían un montón, los intercambiaban y debatían sobre ellos. Supongo que fue la envidia la que me condujo a sentarme a su lado para participar de sus conversaciones, que ahora denominaría friki. De entrada, les hablé de los que yo tenía de la colección, que eran exiguos. Pero poco a poco, conforme nos fuimos conociendo me atreví a inventarme títulos e historietas, y ellos me escuchaban con mucha atención. Era una sensación extraordinaria, me contemplaban con admiración. El caso es que todo lo bueno se acaba. Un buen día un tipejo con tres o cuatro años más que nosotros, en mitad del diálogo, cuando yo mencionaba algún que otro título de mi colección imaginaria, soltó que todo aquello era mentira, que esos tebeos no existían. Para mí fue un mazazo, pero mis camaradas no dieron crédito a su calumnia. Sin embargo, el otro, para demostrar que tenía razones para acusarme de mentiroso, tomó un ejemplar y se fue a la contraportada, donde venía una lista enorme de todos los que se habían publicado y demostró que no existía ninguno de los que yo citaba. Aquello pintaba muy negro. Pero como buena lagartija que era me defendí diciendo que los que yo mencionaban eran títulos de una colección gemela, la de Hanna Barbera, que era igual en diseño y de la misma editorial. De este modo silencié al bocazas, pero perdí ascendencia con los frikis porque los de Hanna Barbera no tenían el prestigio de Disney, sino que eran más domésticos. El caso es que, para no empeorar más las cosas, desde ese día empecé a sentarme al fondo del autobús, donde había un ambiente menos selecto, pero ávido de historias.
lunes, 12 de mayo de 2025
Las marionetas del falo
Contaba en una de las suyas Heródoto, de cuando visitó Egipto, que las mujeres, para las fiestas de Dioniso, (debía referirse a Apis), sacaban a la calle marionetas con forma de hombre de un codo de alto, a las que hacían levantar un miembro viril no inferior al resto del cuerpo. E iban precedidas de un flautista, después de haber sacrificado en la puerta de cada casa un puerco. Y esta costumbre la copiaron los griegos, para lo de la procesión del falo.
domingo, 11 de mayo de 2025
Que son de clase obrera
Hay gente de aquí empeñada en definirse de “clase obrera”, aunque jamás haya subido a un andamio, y te lo explican muy bien, con palabros y frases hechas. Imagino que lo que quieren decir es que son de clase trabajadora, proletariado, vamos, que era el nombre que se daba a los que trabajaban en las fábricas. Pero, de esos, aquí en Eurolandia, quedan muy pocos porque las factorías hace décadas que se las llevaron a China. Luego están los de la recogida de algo en el campo, que ya nadie llama jornaleros, y todos son de fuera. Muchos de los que se califican como obreros ejercen en la hostelería, en eso de limpiar y servir. El caso es que, a la hora de la verdad, pasa como en lo de antes, que todos acuden de África y Sudamérica. Ahora hay mucha clase obrera de aquí que se hace influencer o baila tik tok, pero para concienciar. En todo hay clases.
jueves, 8 de mayo de 2025
La feria que se escaparon los ponis
Ahora que está aquí mayo y se acerca la feria, recuerdo el día que se escaparon los ponis. Era muy temprano, al alba, que queda más poético, cuando la avenida de la Victoria entonces, se llenó de caballitos que huían a no se sabe donde. Cansados de dar vueltas, aprovechando el descuido de su dueño, se escaparon del torno que los conducía a ninguna parte y se hicieron dueños de las calles para sorpresa de viandantes y sofoco de conductores, acompañado de la banda sonora de las tristes sevillanas, las chochonas y los berridos de hot dogs. Los ponis llevaban mucha delantera al mozo que los perseguía, cuando tuve la oportunidad de verlos correr, cosa que jamás imagine que pudiesen hacer, acostumbrado a verlos tan quietos y pacíficos. Ahora lo hacían con las crines al viento, golpeando el asfalto con sus pequeños cascos amorfos, convertidos en sandalias de Mercurio. Fue un instante impagable verlos galopar a la altura de la caseta del Círculo, evadiéndose de la prisión que para ellos era la feria. En la ceguera de su frenesí no se detuvieron a la orden visual de los semáforos, ni se dejaron intimidar por los que con los brazos abiertos quisieron detenerlos. La noticia salió en el diario Córdoba. Al último lo atraparon casi a las afueras de la ciudad. De los ponis tal vez olvidaré sus ojos tristes, pero jamás su rebelde competición por la libertad.
martes, 6 de mayo de 2025
Siricio se convirtió en Papa
Para elección de papa la de Siricio, que vino a continuación de Dámaso I. Todo el mundo en la cristiandad suponía a Jerónimo de Estridón, san Jerónimo, como sucesor de Dámaso, por la amistad que los unía, pero los partidarios de Siricio impusieron su criterio a garrotazos, repartiendo golpes a diestro y siniestro. Jerónimo tuvo que salir huyendo de Roma para terminar refugiándose en Tierra Santa. Este Siricio fue el primero en proclamarse Papa y adoptar la liturgia imperial. También el que impuso el celibato a los religiosos.
lunes, 5 de mayo de 2025
El Maligno surfea
El Maligno surfea.
Siete fueron las brujas convocadas la noche de san Juan. Cada una de ellas tenía como apodo el nombre de uno de los días de la semana. Acudieron todas, menos una, montadas en escoba, que lo hizo sobre una tabla de surf. Miércoles fue la primera en descubrir el atrevimiento, pues se cruzó con ella a la altura del campanario de la iglesia, e intentó mediar para que no se presentase de tal guisa ante las compañeras; pero esta ignoró su propuesta y continuó planeando impertérrita. Por lo que Miércoles se adelantó y voló a comunicárselo al resto, ya reunidas junto al burbujeante caldero, que no dieron crédito al anuncio. Jueves, la más sabia y prudente, negó con la cabeza. Marte, muy disgustada, prometió ajustarle las cuentas. Viernes evitó darle protagonismo y la ignoró. Lunes propuso someterla un escarmiento común. Y Sábado, que era la veterana, auguró que no saldría viva del cónclave.
Llegó Domingo pausada como una pluma y al ir a tomar tierra, hizo un quiebro extraño con la tabla, y volcó el caldero, cuyo caldo apagó el fuego. Las seis hechiceras que la esperaban quedaron mudas. La oscuridad se hizo dueña del círculo. Aquello era un sacrilegio.
A tientas unas y otras la emprendieron con la que tenían más a mano, creyéndola rebelde, y a los golpes siguieron los lamentos y después los gritos. Tal fue la barahúnda que en el pueblo cercano los vecinos cerraron puertas y ventanas o corrieron a refugiarse en la iglesia. El combate fue largo, las maldiciones saltaban como relámpagos y los alaridos sonaban a truenos. Al amanecer solo una bruja permanecía en pie, rodeada de los cadáveres de las que fueron sus compañeras. Era Domingo la vencedora, que con habilidad había sabido sortear el ataque de sus hermanas y enemigas. La luz de la aurora iluminó el campo de batalla y poco tardó en convertir en ceniza a las contendientes, de modo que parecía imposible que hubiesen estado allí alguna vez. Los gallos cantaron y redoblaron las campanas. Los habitantes de la región asomaron las orejas y otearon el horizonte, para comprobar con alegría que la tormenta había cesado.
A los lugareños llamó la atención la tabla de surf clavada en la tierra, que tomaron por una lápida. Y a su sombra descubrieron agazapada a una niña muy hermosa, que decidieron acoger por verla tan vulnerable, y cubrieron con una manta. No tardarían en descubrir su error, pues aquella que arroparon los convocaría otra noche de san Juan en el mismo lugar, para conseguir del Maligno nuevos beneficios, pues a este, el sacrificio de sus semejantes, le había sabido a poco.
domingo, 4 de mayo de 2025
El espadón del alférez
Dieron parte al alférez de complemento de la visita inminente del Tcol. Y estando el teniente de permiso, el oficial de mayor rango para la recepción era él. Como a la autoridad competente se la saludaba con sable, el joven estuvo practicando los días previos los movimientos precisos para cumplir con la obligación.
Llegó la fecha prevista y la primera
orden directa del superior al alférez fue la de no saludar con el arma blanca,
que fue para el último una decepción por lo mucho ensayado. Al toque de corneta
presentaron armas los soldados y se inició la revista al campamento. La
comitiva recorrió las instalaciones, deteniéndose el Tcol donde le parecía
apropiado, con las manos a la espalda, sin dejar de lucir la panza. Cumplida la
obligación, se retiraron al comedor a dar cuenta del rancho que para la ocasión
se había dispuesto, nada que ver con el habitual, sino más lustroso y
nutritivo.
Fue en el momento de los postres, una
vez que se había dado cuenta de los licores, cuando el Tcol quiso sincerarse
con el alférez, y fue a explicarle la razón de alterar el protocolo.
- No hace mucho visité otro cuartel. Y
allí me recibió uno como usted. Al levantar el sable me arrancó la gorra, que salió volando, y
cuando me agaché por ella, él lo hizo también, y lo que conseguimos ambos fue
un chichón. Desde entonces, si descubro que el que está al mando es un alférez,
evito el saludo.
La bruja Lansbury
Ángela Lansbury marcó profundamente mi existencia, lo digo por el asunto de La bruja novata, la de peli de Disney, un personaje apropiado para oscurecer al mismísimo Harry Potter. Para muchos Ángela es la que hace de Miss Marple, en adaptaciones cinematográficas de las novelas de Ágata Christie, o la reportera del crimen de la serie Se ha escrito un ídem. Pero en mi caso, Ángela era sobre todo la bruja que impidió la invasión nazi de Inglaterra. Para mi sugestiva mente de pocos años ver en movimiento trajes como si se tratase de personas fue el no va más de lo sorprendente. Estuve meses probando a poner en movimiento mi pijama y zapatillas de andar por casa, pero sin éxito alguno. De aquellos experimentos paranormales, sin embargo, debió de quedar alguno porque, siempre que me acuesto, para conciliar el sueño, me aferro con firmeza a los hierros del cabecero de la cama, convencido de que esta me lleve volando a algún lugar desconocido y, de no hacerlo, pueda caerme en cualquier otra e indeseada parte. Esta costumbre que provoca reflexión al que me observa, si me pilla en brazos de Morfeo, obedece a tan sencilla razón. Por eso cuando me enteré de mayor de que había un personaje de comics llamado Nemo que volaba en su cama al país de los sueños, no me pareció nada original, salvo en el diseño de sus páginas, porque eso lo hago yo todas las noches.
martes, 29 de abril de 2025
domingo, 27 de abril de 2025
El maestro, el cura y un primo bastardo
Don Manuel Gómez era un maestro de los que se formó en la república y abrió un colegio que se llamaba la Santísima Trinidad, porque su mujer se llamaba Trinidad, y de este modo pudo ganarse la vida en la difícil posguerra, con más o menos fortuna. Todos los años sus alumnos pasaban el examen de doctrina con sobresaliente. El cura a cargo del mismo señalaba con satisfacción que los alumnos de don Manuel conocían las Sagradas Escrituras mejor que los de los jesuitas. Este ministro de la Iglesia, Espinar Hidalgo, había hecho un hijo durante la guerra, pero se lo pasaron por alto porque eran pocos los curas que habían sobrevivido a la revolución. Contaba mi padre, de este primo lejano, que era un buen muchacho, tanto como el cura que velaba por ellos.
sábado, 26 de abril de 2025
La blanca era como un anillo
La blanca era el preciado pasaporte que todo recluta ansiaba para no tener que volver al cuartel, pero no te la devolvían hasta pasado un año. Ese día era como hacer la comunión o algo por el estilo porque al fin formabas parte de la sociedad y podías andar sin marcar el paso, que era pisar con la izquierda, pero sin oír la voz de orden. Algunos se asomaban donde se tallaban los quintos para darles con ella en las narices y decirles con satisfacción aquello de "la pelas de gordo, que yo ya la he pelao". Ahora, los que pelamos la mili, corremos a buscarla entre los papelotes del pasado por si suma algo a la inexorable jubilación que, con esperanza, se otea en el horizonte. No falta el chistoso que te dice que te podrías reenganchar. No le lanzas un escupitajo verde a un ojo porque ya eres una persona civilizada, pero saboreas con gusto el detalle de que lo mismo la blanca te cuenta algo, que el bocas no va a pillar.
jueves, 24 de abril de 2025
Dos caballos amigos
Yo tuve dos caballos de aquellos de plástico que venían en sobres de indios y americanos, así los llamaban. Eran dos caballos salvajes con la crin alborotada y sin riendas, blancos, que pertenecían, supongo, a los comanches o los siux, nunca lo tuve muy claro. Estos dos caballos eran mis favoritos y me acompañaban a todas partes. Yo los hacía vivir grandes aventuras, carreras, peleas, diálogos, porque los caballos hablaban entre ellos. No había tarde que no cobrasen vida en mis manos. Un día tuve la mala suerte de que uno de ellos se cayó por la ventana, por jugar sobre el alféizar. Desde un cuarto piso me asomé a ver si lo veía, y allí estaba, entre las hojas de un arbusto, muy quieto, esperándome. Como era muy pequeño no supe sino advertir mi impotencia para recuperarlo y me juré hacerlo en cuanto que me viese en la calle. Su compañero estuvo triste toda la noche, llamándolo con relinchos de pena. Al día siguiente, cuando bajé a la calle para ir al colegio, me acerqué por él pero, por más que lo busqué, ya no estaba. Imaginé, que se lo habría llevado otro niño, sin intención de devolverlo, un niño muy malo que vivía muy lejos. Desde ese momento, el hermano gemelo perdió importancia en mis juegos, y pronto fue otro más en una tambor de detergente Colón que estaba lleno de otras figuras de animales y personajes. Un día descubrí que también había desaparecido, desde entonces no he dejado de sospechar que se marchó a buscar a su hermano, y he soñado que en un futuro quizás nos reunamos y volvamos a correr juntos.
miércoles, 23 de abril de 2025
El día de esa cosa llamada libro
Ya está ahí el día del libro, que es ese montón de hojas impresas que con el tiempo se vuelven amarillas, y que cuando se junta con otros se convierte en una biblioteca y después en un problema de espacio e higiene. Los libros no te hacen mejor ni más sabio, en realidad más solitario y escéptico. El libro es un gasto innecesario que te han hecho creer indispensable. En la antigüedad la gente usaba la memoria, se llevaba la biblioteca en la cabeza. De este modo te soltaban el romancero, la Biblia o el refranero popular sin pestañear y a la velocidad del google. Te cruzabas con un sujeto descalzo y con barba que le crecía hasta los pies y te contaba la Odisea mientras se comía una ristra de ajos o se rascaba el culo, y tu le respondías con la Divina Comedia y te mesabas el sobaco. Después aparecieron unos tipos que te vendían un trozo de piel de cabra con unos garabatos asegurándote que de ese modo no tendrías que perder el tiempo memorizando, que era un invento genial. Y entonces se inventaron el negocio del libro y el de las estanterías, que vino muy bien a los carpinteros. La gente ya no memoriza porque si lo hiciese no podría presumir de que tiene muchos libros en casa. Todo buen famoso que se precie tiene un porretón de libros y los enseña, aunque no los toque. Ahora que has plantado un árbol y no tienes hijos por que no se llevan, los del negocio del libro te invitan a que escribas uno, pero pagándolo. Cuando compres uno piensa en la de árboles que han perdido la vida, y que todas esas tonterías que lees ya estaban en tu cabeza, que no te has molestado en investigar porque suponías en los estantes. Si no me crees haz la prueba. Coge uno al azar, lee el título, y verás que pronto imaginas una historia. Importa poco si coincide o no con la del autor, sino que tu mente vuele alto.
martes, 22 de abril de 2025
Las monedas de la discordia
En ocasiones acompañaba a mi abuela, cuando se dirigía a casa de su hermano a comprar productos de la huerta. Allí mismo, en el corral, era atendida por su cuñada. Cambiaban impresiones, se contaban las cuatro novedades y algún que otro chisme. La una le pedía una cosa y la otra le elegía lo mejor. Que si un melón, el más grande. Si unas habas, las vainas más gruesas. Si mi abuela pedía un kilo, la tía le daba uno y medio. A mi abuela no le agradaban aquellos favoritismos, porque era como robarle a su hermano, y expresaba su enfado con gestos de disgusto. El momento más importante del negocio era el del pago. La tía María bajaba el precio, mi abuela lo subía. Si mi abuela le daba de más, la otra le daba vuelta, pero mi abuela no la aceptaba. Resultaba cómico verlas reñir por unas pesetas, sujetándose una a otra por las muñecas, intentado meterlas por el escote de la contraria si se ponía a tiro. Para mi fortuna, después del forcejeo, siempre solucionaban el conflicto del mismo modo: me obsequiaban con las perrillas que ninguna quería.
lunes, 21 de abril de 2025
El Papa siempre lo es
Llama la atención el despliegue informativo, declaraciones y panegíricos sobre el fallecido papa. Ha sido un no parar. Nadie se ha quedado atrás a la hora de proporcionar un elogio, una frase, una anécdota, un recuerdo, un abrazo, un selfie, incluso un libro. Ahora se echan en cara unos y otros si lo han despedido con más o menos entusiasmo, y no hace ni tres días lo estaban enterrando con más o menos gracia, la de los chistes al caso. Leo que los comunistas han despedido a Francis con más calidez que VOX. A este papa ya lo han señalado de izquierdas las izquierdas, olvidando que murió como jefe de la Iglesia de siempre, porque la iglesia, Católica, va a seguir siéndolo. Son demasiados años, siglos, para arrojar el Vaticano por la ventana, no es cuestión de tirar del mantel y desbaratar la Santa Cena. Esta ha sido una revolución sin perder el bonete, que son las que tienen la garantía de que todo permanezca en su sitio. Se echa en falta a un san Jerónimo, que ponga los puntos sobre las íes, pero es que santos como aquel eran demasiado puntillosos o, quizás, orgullosos.
Del resucitado
Lo que más me choca de las celebraciones de Semana Santa, donde todo es chocante e irracional, es el asunto del Resucitado, que es la última procesión y la que menos seguidores tiene. Nunca he terminado de comprender ese regusto por el sufrimiento en los pasos de la pasión, a altas horas de la madrugada, y el poco atractivo de la resurrección a plena luz del día. Es un contraste abrumador. La última debiera ser la más importante, la más celebrada, la más numerosa en capirotes y fieles, pero es la que queda atrás por la desbandada, esa huida de maletas y operación retorno, un huracán que se lo traga todo, y devuelve a la gente a su infierno cotidiano. En el fondo, en todo lo católico hay un ateísmo profundo, un regodeo en el dolor y un eterno retorno al sacrificio. El resucitado es un remate, un punto final, y eso es lo que no agrada, porque lo que gusta es que las ruedas del mundo giren y giren una y otra vez. Nadie está preparado para detenerse definitivamente en el paraíso.
El circo de Ramón, el de las greguerías
Me he comprado en el de ocasión uno de Ramón Gómez de la Serna, del 17, que se titula El Circo. Ramón era aficionado a montar la carpa en el Pombo, con los amigos de provincias que acudían a hacer carrera en Madrid, en las variedades que ofrece el mundo del arte. Trae ilustraciones del propio Ramón, que dibujaba como el que hace greguerías, y de Apa, que pintaba mucho mejor. La introducción la hace Julio Gómez de la Serna, hermano y traductor del Dorian Grey, de Wilde; y cuenta anécdotas curiosas y sabrosas del ir y venir de Ramón, por la noche madrileña. Ramón era un reyezuelo de taifas, con corte en Madrid, original y bien pagado de sí mismo. Era tipo que no necesitaba público, pero sí muchos admiradores. En esta del circo seguro que no sale Miliki ni sus hermanos. Si yo tuviese oportunidad irrumpiría en su tertulia cantando Hola don Pepito, o Dale Ramón,(quizás más apropiado), a ver qué gesto adoptaba, si de Popeye o Mussolini. Igual nos retrataba después Solana, y se quedaba con el cuadro María Teresa León. Es un soñar.
Los prólogos son para el mañana
De cada época, gracias a los prólogos de obras clásicas, podemos averiguar sus sandeces. Ese derroche vano de tinta y papel puede ser interesante para los investigadores del futuro, que les permitirá conocer la sociedad que acogió la obra pretérita, sus prejuicios al respecto. Para los interesados en el clásico, que nos importa un bledo la opinión o justificación del presentador u ora, lo ideal es la obra en sí misma, porque los prólogos, como las ideas, son volátiles.
lunes, 14 de abril de 2025
La República fantástica
Nació la República de unas elecciones municipales, encabezada por los liberales, conservadores y católicos unos, progresistas otros, pero todos defensores del estado de derecho y la propiedad privada. A los liberales progresistas se sumaron los socialistas, que no creían en la República que representaban aquellos, por considerarla burguesa, pero necesaria como paso previo para implantar el socialismo. Para los independentistas, oportunidad de hacer realidad su sueño, es decir, convertirla en república de repúblicas, y después independencia. Para los anarquistas indiferente, porque no solucionaba los problemas de la clase trabajadora. Y para los monárquicos un drama. Bastaron dos años para que vencieran los conservadores, con el voto de la mujer. Pero se impidió a la CEDA formar gobierno, sino con los reformistas, porque así lo quiso el presidente de la República, que era católico. En tan breve período de tiempo, golpe de Estado, Casas Viejas, y reformas que no cuajan. Después Revolución de Otubre y escándalos como el del estraperlo. Más tarde, victoria en las unas de una alianza de liberales progresistas, independentistas, socialistas y comunistas, (en crecimiento), cada cual, con su propia hoja de ruta, pero con la pretensión común de que los republicanos claudicasen. Contrarrevolución y revolución, una larga guerra civil, más de un millón de muertos, exiliados y represaliados, Dictadura y gobiernos en el exilio. Ningún apoyo de las democracias internacionales, que temían la expansión de la revolución y la pérdida del monopolio de minerales y cítricos. Resolución de la ONU en el 50, que levantó sanciones al régimen filofascista que condenaron cinco años antes, y hace socio en el 55. Triste balance de un período. La República en el exilio se disolvió y quemó sus símbolos en el 77, porque sus representantes aceptaron la monarquía constitucional. Pero el mito se perpetúa.
Llosa, el Vargas
Vargas Llosa no ha sido santo de mi devoción, sino personaje mediático, de política y del Hola. No le pillé el punto a los perros ni a las prostitutas de la selva. Solo cuando Lituma visitó a los mineros, quise ver en su aquelarre un guiño a Dionisos, que igual fue cosa mía y no suya. Lo del Nobel va por suscripción. Ahora harán buen negocio los sucesores. Ahí en las estanterías se acumulan junto al polvo libros de esos que se compraban en los quioscos, regalos de reyes y otros equívocos, por lo del boom de lo americano. Creo que será más recordada la Preysler, o la misma Ayuso. Ya sé que voy de caminito a infierno.
viernes, 11 de abril de 2025
Ángel divino
De los pueblos siempre hay anécdotas de vecinos muy brutos, por no decir poco civilizados, de esas que conviene narrar por curiosas o porque dan alguna enseñanza. Este fue uno de aquellos casos que tienen dos partes. La primera la protagoniza el Antonio, que era muy bueno por simple, querido todos, aunque se reían de él. Murió frito por un rayo que cayó en mitad de un partido de futbol contra los de la localidad cercana. El suceso, pasada la sorpresa, desembocó en un mar de risas, que dio para varios días cada vez que se rememoraba la escena fuese en el bar, en las eras o la salida de misa. El entierro fue fecundo, en chistes y bromas, a la memoria del muerto. El Antonio se apoyaba en el marco metálico de la portería para ver mejor entrar los balones y allí dejó la vida. Bien es cierto que todo podría haberse evitado si se hubiese suspendido el partido, pero a nadie preocuparon cuatro gotas, por gordas que fuesen y las acompañasen rayos y truenos.
La segunda parte de la anécdota
la traía Manolito el de la Carmen, sujeta de unas riendas, que, por encargo del
Antonio, le había comprado un burro ese mismo día, a unos gitanos en el camino
que llevaba de Lucena a Puente Genil. Era tan buena la planta del asno que cuantos
lo vieron llegar al pueblo, a la que le contaban la muerte del Antonio le
preguntaban por el precio de aquel. Manolito reía con la primera, pero quiso
guardarse la respuesta de la compra, porque el negocio podía serle beneficioso;
pero pronto empezó a cansarse de que todos sus vecinos le incordiasen con el óbito
y la curiosidad, de que hablasen más de la cuenta y le señalasen, o le
exigiesen cuentas, que no les interesaban. Y como muchos los pesados, que no
parecía tener fin, quiso cortar aquello por lo sano y aclarar el trato. De este
modo, al poco de que se enterrase al Antonio, una noche, sin decir esta boca es
mía, tomó el cirio pascual de la iglesia y se subió con él al campanario. Serían
pasadas las doce y media cuando se puso a tocar las campanas, con las que
despertó a los somnolientos y alarmó a los insomnes, por lo que todos en el
pueblo corrieron a la plaza a conocer la causa o motivo del repique. Así que
vieron luz en el campanario, como la del faro de Alejandría, lo tomaron por
milagro y creyeron que era aparición, anuncio del cielo, el alma en pena del
difunto que regresaba como Lázaro del Infierno a darles una señal.
Se juntó el vecindario, unos
contagiados por otros, a contemplar el prodigio y estos rezaban o cantaban, aquellos
callaban, incluso los había que tentaban la huida. Tan llena estaba la plaza
que, Manolito, animado por su éxito en la convocatoria, a grandes voces, puso
orden y ordenó silencio.
- ¿Estáis todos? – preguntó a la
concurrencia.
- Sí – le contestaron al unísono,
hombres, mujeres, ancianos, viejas, niños y mozas, todos cuantos allí se
agolpaban.
- ¿Estáis todos? – repitió de
nuevo.
- Sí – corearon otra vez.
- ¿Estáis todos? – insistió.
Y a esta le respondieron, guiados
por la intuición.
- Sí, ángel divino.
- Ea, pues catorce duros costó el
pollino.