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viernes, 30 de mayo de 2025

Las tertulias literarias y sus cucarachas

Las tertulias literarias del XIX y principios del XX, eso si eran reuniones de artistas. La bohemia, esa pobreza con letras o en verso, el hambre que se apagaba con alcohol y papel masticado era, en suma, el abono perfecto para la creación. En la miseria de aquellos lugares se arremolinaban una gran diversidad de insectos: piojos, pulgas, moscas y cucarachas. Se repartían entre los concurrentes como el Espíritu Santo a los apóstoles. Hablaba un Valle Inclán, por ejemplo, y entre sus greñas asomaba una corredora las antenillas, y tomaba nota. De ahí que las cucarachas del antiguo Madrid fuesen las más cultas. Su vestimenta de frac las hacía respetables, como si se tratase de catedráticos el día de alguna efeméride académica. El problema residía en que nadie se detenía a escucharlas, si acudían al retrete o se presentaban entre las viandas, sin avisar, sino que las silenciaban de un pisotón y las echaban a patadas. Un mundo cruel este para bichos tan elegantes. Ya no acuden a las tertulias porque se fueron los miserables y los libros se venden porque los escribe gente bien.

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