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domingo, 29 de diciembre de 2024

De don Marcelino, Menéndez y Pelayo

No es discutir la sabiduría de don Marcelino Menéndez y Pelayo, pero muchas son las ocasiones en las que el célebre intelectual, cuando se ocupaba de las cosas de España, aunque planteaba el problema, siempre se inclinaba por la interpretación tradicionalista. En tales diatribas parecía seguir la doctrina conocida como Averroismo latino, un invento de la universidad de París en el que, partiendo del pensamiento de Aristóteles y la interpretación de Averróes, se sacaba a relucir la contradicción de la doble verdad, la que proporcionaba la fe y la que facilitaba la razón, inclinándose siempre por la primera aunque expusiese la segunda. Y es ahí donde el sabio desnudaba su talón de Aquiles. Por otra parte, no deja de ser singular, cuando se ocupaba de los visigodos, por ejemplo, no reconocerlos como cristianos, que ya lo eran, y hablaba de su conversión al cristianismo con el rey Recaredo, y debiera haber dicho catolicismo. Católicos y arrianos, siempre en liza, pero cristianos ambos. Aun así y todo, su prosa no deja de ser distraída y rica en anécdotas, pero siempre por el estilo, al servicio de la fe.


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