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sábado, 1 de febrero de 2025

Nadiuska era tan bella como mi abuela

Bajé a comprar el periódico, cuando se llevaba, y me encontré con Nadiuska, era lo que narraba Umbral para hacerse notar, escondido tras una bufanda roja que arrastraba, y daban ganas de pisársela, los días que hacía frío y España transitaba hacia la democracia. A mí me gustaba Nadiuska, porque era muy guapa. Imagino que a él también. Era una belleza de Ciencia Ficción, pero sin IA y nada de eso, sino natural. Le mirabas la cara y te quedabas como tonto. Mi abuela, para restarle importancia, decía que las guapas de su tiempo eran guapas de verdad, pero que las de ahora todas iban parejas con tantos aceites y potingues. Aquel "ahora" suyo quedó ya muy lejos, no se estilaban los gimnasios ni la estética de quirófano, pero imagino que su juicio sería igual de severo, si hoy saliese a dar un paseo. No hay más que decir que llamaba guarras a las que asomaban por la tele en los anuncios de compresas. Un día que le pregunté cómo había nacido el niño Jesús me respondió que por la boca de la Virgen, cosa que me sobrecogió bastante, la verdad, y todavía recreo en mi mente con mi imaginación de niño. Ya más grandecito, en otra ocasión, mi primo me dijo que no se creía lo de cómo se hacían los niños y yo le insistí en que era verdad, pero sin detalles, lo escuchó mi abuela y puso el grito en el cielo, quiso lavarnos la boca con un estropajo, por lo que destapó que yo llevaba razón. Un día, sin embargo, muchos años después, cuando estaba a punto de no reconocernos más, nos contó que ella había sido muy guapa de joven y se sostuvo el pecho con ambas manos después de arremangarse, mientras se estiraba para explicarnos lo derecha que andaba. Fue un momento delirante y entrañable. Incluso mi hermano la jaleó. Creo que mi abuela era en el fondo otra Nadiuska, pero con otro estilo.


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