Seguidores

domingo, 5 de enero de 2025

La Gran Biblioteca de Córdoba

Cuentan las fuentes que en una de las alas del palacio de los califas de Córdoba, situado al oeste de la mezquita, se encontraba la Gran Biblioteca, superior en volúmenes a la de Medina Azahara, y de mayor antigüedad. Allí se reunían miles de manuscritos. Los gruesos muros la aislaban del bullicio del exterior, y las arcadas que facilitaban la comunicación entre sus habitaciones y el patio interior permitían escuchar el sonido del agua de los surtidores y canales que lo recorrían, y el canto de los pájaros.  Las paredes de las salas de lectura del edificio estaban pintadas de verde, por ser este el color que los cordobeses estimaban más adecuado para inducir a la lectura. En sus talleres se enseñaba caligrafía y encuadernación, pero también gramática y poética. Más de un centenar de mujeres se encargaba de hacer copias de los textos, con una cuidadosa letra, que se vendían al público curioso y erudito venido de todas partes del mundo conocido: Europa, África y Asia. De entre ellas destacaba Fátima La Vieja, que dedicó su vida a la escritura y murió virgen. Para los más ignorantes se disponía de lectores e incluso de ediciones de los textos en varias lenguas. Un eunuco se encargaba de exponer el índice donde se reseñaban los títulos almacenados, para satisfacer los deseos de estudiosos y posibles compradores. Los libros estaban disponibles en piel de gacela, pero también en papel, siglos antes de que los italianos generalizasen su uso. La vieja biblioteca pasó al olvido y hoy solo puede visitarse en sueños, como cuento de mil y una noches.


No hay comentarios: