El atardecer colorea la Bética de matices marcianos. Ese paisaje rojizo invita a tomar un Rover y recorrerlo. A simple vista no aprecio pirámides con rostro humano, aunque insisto en su búsqueda. El tiempo apremia y cuando el Sol se oculta definitivamente, el rojo se convierte en púrpura y este en azul opaco. Y es ahí cuando descubres lo poco que importan aquellas, sino que la magia estaba en la luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario