Lo que más me ha gustado de Supermán ha sido la máscara del negro. El resto me ha parecido un batiburrillo, ahora lo llaman homenaje, de detalles anecdóticos y gadget de otras pelis. No sabía si estaba con Barbie, Spiderman, Alita o los Increibles. Al final renuncié a racionalizar todo aquello y me dio un ataque de risa ante tanta tontería junta. Creo que me tomaron por loco en la sala. En la misma en la que todo el mundo tenía las piernas por alto y un menú completo con doble de palomitas azucaradas sobre la bandeja. Llegué a la conclusión de que era una verdadera pena no estar viendo la peli en un cine de verano, de los de antes, de aquellos en los que la gente acudía huyendo del calor a ver lo que fuese y con ganas de hacer chistes fáciles a costa de los guionistas. Creo que estaría a la altura de títulos como 3 Supermanes en Tokio, El Zorro contra los 3 mosqueteros o Drácula contra Frankenstein, por mencionar alguna. El cine popular nunca muere. Ahora toca la de los Fantásticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario