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domingo, 9 de marzo de 2025

Las ranas del conservatorio, en Jaén

No es raro escuchar un concierto de ranas en el nuevo conservatorio de Jaén, ese que están terminando en lo alto de la Atlántida, dicen los expertos. Es por las tardes, cuando ya puede verse Venus, si es que no hay nubes, el rato en el que entonan su canto grave. Es un croar constante, repetitivo, armonioso, popular, - como el regüeldo -, que tiene algo de comedia de Aristófanes, aunque faltan los sofistas, pero no andan lejos. Yo sospecho que estas ranas, (igual son sapos), tienen intención de hacerse con las aula cuando lo terminen, o por lo menos con el auditorio, porque los bajos ya son suyos. No sé como andan los batracios de protegidos, igual tienen menos derechos que los perros; y cualquier día vienen los del saneamiento y hacen la limpia de la charca, sacan a la luz la muralla del calcolítico y los expulsan al alcantarillado hasta la próxima inundación. No creo que tengan valor de hacerlo, pero de los políticos puedes esperártelo todo. Ahí la tienen liada con si habrá o no dotación, tambores y flautas, tubas y xilófonos, para todos; el caso es hacerse notar, cortar la cinta de la inauguración, hacerse la foto y si te he visto no me acuerdo. Yo confío en que las ranas canten alto, si llega ese día, para fastidiar y que el discurso de aquellos se confunda con el suyo. Al menos, ya tenemos coro.


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